Jakes PARROU
DONOSTIA
A VISTA DE CATALEJO

El emérito en Illumbe, pero así empezó Marichalar . ASTE NAGUSIA

Andaban los taurófilos de capa caída con las pobres entradas a Illumbe, y no me extraña porque de sábado a lunes ahí se veía más cemento que cuando el GBC era colista. Pero en esto llegó el Borbón padre a levantar la fiesta española. Algo le debieron chivar al emérito amigo de las corridas, porque ayer fue llenarse un poco la grada (unos tres cuartos, tampoco para echar cohetes) y aterrizar él en Donostia, esta vez así, sin avisar. Ya nos contará hoy la competencia de la rotonda de al lado si arribó bien comido y bebido, como suele ser costumbre cuando cae por esta ciudad de estrellas Michelín.

Ubicaron al exmonarca en uno de los palcos del callejón, que lo de la presidencia queda elegante en la Monumental de Madrid (para muestra la foto) pero en Donostia tiene sus riesgos; en 2015, cuando vino a apadrinar el retorno taurino hubo aplausos, pero también le cayeron pitos. Lo del parapeto en callejón molaba antes, pero ahora descartado, no fuera a pasar como a Carmen Alba, la virreina de Rajoy en Iruñea, que por ir a echar un pis cuando no debía casi acaba ensartada por un bicharraco de 600 kilos, y el otrora avezado marino e intrépido cazador no parece para carreras...

Como siempre hay algún pelota en el ruedo, pues al Juan Carlos le brindaron el morlaco de turno. Fue un joven matador peruano, Roca Rey, que a tenor del apellido diríase colega de la familia. Pero haría bien Borbón handi en no confiarse en estos tiempos tan esquivos para la monarquía. Y no olvidar que al exyerno Jaime de Marichalar, una vez caído en desgracia por temas de desamor, en el Museo de Cera lo sacaron del salón regio y lo relegaron al taurino, allí detrás de un burladero, sin molestar, y al poco tiempo le dieron la patada directamente. O sea, que un día eres rey, al siguiente emérito, un poco más tarde no saben dónde ponerte y al final acabas en la puta calle.

Antes de eso, a ver si todavía nos dan la alegría de ver a Froilán y su amigo Iker Muniain en los tendidos donostiarras. Juro que ese día compro entrada.