E l veterano cineasta Jacques Doillon es muy reconocido al otro lado de la muga, no solo por su relación fílmica y personal con la actriz Jane Birkin, sino por obras maestras como “Una bolsa de canicas” (1975), “La mujer que llora” (1979), “La pirata” (1984), “La chica de quince años” (1988), “El pequeño criminal” (1990), “Ponette” (1996) o la reciente “Mis escenas de lucha” (2014). Tal vez por eso haya sido el encargado de hacer una película de prestigio cultural como el biopic sobre Auguste Rodin, a quien a pesar de su importancia y enorme influencia artística no se le había dedicado una película en exclusiva. Siempre había sido más protagonista en el cine Camille Claudel, mientras que el que fuera su maestro en la escultura se quedaba a su sombra. En “La pasión de Camille Claudel” (1987) de Bruno Nuytten fue interpretado por Gérard Depardieu, que secundaba a la estelar Isabelle Adjani. Y en “Camille Claudel, 1915”, de Bruno Dumont, Jean-Luc Vincent era quien cedía protagonismo a Juliette Binoche.

En “Rodin” es Vincent Lindon quien asume la responsabilidad máxima de meterse en las barbas y la mente creadora del artista, tanto que incluso expresa sus pensamiento en voz alta cada vez que se enfrenta a una escultura o se abraza a un árbol para conectarse con la obra de la naturaleza. La figura de Camille Claudel está interpretada por Izïa Higelin, hija del cantante Jacques Higelin, siendo siempre observada desde el punto de vista de su maestro y amante. Las otras mujeres de su vida también están presentes, sobre todo la madre de su hijo Rose Beuret (Séverine Caneele), que más parece su ama de llaves que una esposa. Y de entre las muchas modelos sobresalen la italiana Adèle Abruzzesi (Louise Le Pape) y Thérèse Fontaine (Morgane De Vargas).