Raimundo Fitero
DE REOJO

Justicia

Líos. El ex comisario Villarejo empieza a ser el mejor cronista de la villa y corte del Madrid político y sus cloacas. Lo tiene todo grabado. Todo, debe ser, en este caso, todo. La totalidad.  Varios terabytes de conversaciones, fotos, vídeos que se rumorea le descubrieron sus excompañeros de asuntos internos. Lo del suegro de Urdangarin y sus relaciones con una señora germana que hace de comisionista en venta de armas y petróleo quedó en nada porque le cubrieron las vergüenzas los partidos monárquicos de azul, de rosa desvaído y de naranja. Pero la fonoteca de Villarejo nos va a deparar noticias cada mañana. Mientras él esté siendo investigado y pueda acabar sus días de espía en la cárcel. La pieza a abatir por las huestes de Zipi y Zape, es la de la ministra de Justicia. Dolores Delgado, “Lola”, para los amigos. Se la relacionó con Villarejo, dijo de manera inmediata en un comunicado ministerial que no lo conocía. Después salió ante las cámaras y los micrófonos para recalcar que no tenían relación profesional. Ahora que le ha visto dos o tres veces. Este penúltimo cambio es porque ha aparecido una grabación de más de cuatro horas, en un conocido restaurante madrileño en el que está la tal Lola, a la sazón fiscal de la Audiencia Nacional, Villarejo con sus grabadoras y tres comisarios de la cúpula de mandamases policiales de la época (todos ellos hoy  encausados por sus mierdas) y el que faltaba: Baltasar Garzón. Entonces juez de la AN, hoy inhabilitado por prevaricador. Por lo escuchado, el trato era mucho más que amigable. No hablaban sólo de sus asistentas; se pide directamente ceses de policías, se critica al gobierno, en 2009, de Zapatero y conocemos el lenguaje que se usa en las cloacas del Estado cuando se juntan pistolas y puñetas en alegre comida bien regada. Da miedo. Y esa señora es ministra de Justicia. Mal.