Maite UBIRIA&punctSpace;BEAUMONT
BAIONA
Elkarrizketa
JEANNE GAUTHIER-LENOIR
SICÓLOGA CLÍNICA E INTEGRANTE DE LA RED «SUFRIMIENTO Y TRABAJO»

«El género aporta una visión más real de la sicopatología laboral»

En su consulta vive el día día de «un sufrimiento que se declina de forma individual, pero que remite a la organización del trabajo y, en el caso de las mujeres, al sexismo». Reclama formación y una red de ayuda multidisciplinar para las afectadas.

Jeanne Gauthier-Lenoir trata las sicopatologías laborales aunque, de manera complementaria a su trabajo de consulta, esta ingeniera en pedagogía imparte formaciones para dar respuestas al sufrimiento en el trabajo, «una vivencia individual que remite, inevitablemente, a un debate de organización del mundo del trabajo y del modelo social».

¿De qué hablamos, exactamente, cuando evocamos el sufrimiento en el trabajo?

La terminología es amplia y cubre realidades diferentes. Primer elemento distintivo: hablamos de la aparición de un problema síquico que remite a la relación con el trabajo, que es abordado por la persona que lo padece desde un punto de vista individual, al menos en un primer momento, pero que tiene una dimensión colectiva, que no se evoca siempre y sobre la que hay que reflexionar.

Declinemos algunas de esas realidades. Estrés crónico.

Las terminologías se derivan del análisis de la concepción de la persona en relación al trabajo. El estrés es una lectura, una reacción fisiológica a los problemas o vivencias que tienen que ver con el trabajo. No siempre tenemos una percepción clara del origen principal de ese malestar. Es común que una persona que tiene un estrés crónico no lo interprete como un signo o una consecuencia del sufrimiento en el trabajo.

¿El agotamiento extremo y el «burn-out» son dos signos distintos o una dimensión diferente de una misma dolencia?

Son cuestiones diferentes. Hay una apropiación del vocabulario que no siempre remite a categorías científicamente establecidas. El «burn-out» ha entrado en el lenguaje común, pero ahora mismo se puede decir que es un concepto que cubre todo y nada. Por ir al origen, al principio ese vocablo, que data de hace 30 o 40 años, se empleó en relación al sufrimiento laboral de las auxiliares de enfermería en EEUU. En Francia nos referimos al agotamiento para hablar de un proceso con etapas y que a menudo sólo se percibe al final de un camino. En todo caso, desde el punto de vista de la sicología lo importante es ir al origen y trabajar la prevención.

Al hablar de acoso parece que las cosas son más claras.

Efectivamente, hay una caracterización jurídica más solida, lo que permite ejercer derechos con un arsenal legal completo y que juega a favor del empleado. Cosa diferente es que el trabajador sea consciente de sus derechos. Tampoco cabe decir que quien da el paso de denunciar tenga ante sí un camino fácil. Estamos ante fenómenos que tienen distintos grados de identificación y en planos diferentes. Para la persona es importante poner nombre a lo que sufre, pero no siempre ese nombre se traduce el marco jurídico. Con el acoso, efectivamente, ese avance ya está dado.

De un modo u otro, estas patologías hacen reflexionar sobre la organización del trabajo. ¿También obligan a reforzar la perspectiva de género?

Entrar a esta cuestión desde la perspectiva de género permite destapar la realidad específica que viven las mujeres en el trabajo. Para mí es una entrada imprescindible, porque nos dibuja una realidad que habla de una vivencia de lo cotidiano extremadamente exigente, en la esfera doméstica y laboral. Creo que es importante abordar esa situación, con sus derivadas individuales, emocionales, pero también con todas sus implicaciones laborales y, finalmente, de organización social.

Usted habla de síntomas o respuestas propias como la hiper responsabilización o la hiper culpabilización que se conjugan en femenino.

En el caso de la hiper responsabilización, por mi experiencia en consulta, afecta por igual a los dos géneros, aunque en el caso de las mujeres muchas veces ser asocia a la hiper culpabilización. Es muy común encontrarse con personas que leen de forma aislada el problema, en razón de las construcciones ideológicas que atraviesan el mundo del trabajo. Se nos dice que debemos ser personas capaces de hacer todo por nosotras mismas. No se tiene en cuenta que en el desempeño profesional la interacción con el otro es un elemento esencial.

Usted evoca la tendencia a negar la persistencia del sexismo.

Creo que es preciso hacer emerger la realidad profunda, ser conscientes de que existe esa negación previa de esa desigualdad que persiste en esferas diferentes. Hay que hacer mucho trabajo en la formación de todos los profesionales y reforzar y dotar de perspectiva de género a los dispositivos que intervienen a la hora de dar respuesta al sufrimiento en el ámbito laboral.

Sólo una de cada diez mujeres llega a denunciar la discriminación sexista en el trabajo.

Esa es la gran paradoja y, por eso, hay que mejorar el acompañamiento a la víctima, desde una óptica multidiscipli- nar –medicina laboral, representación sindical, servicio jurídico, apoyo sicológico...–. Debemos trabajar en red y pegarnos a la situación de cada territorio y sector, para que la afectada reaccione a tiempo y encuentre la interlocución precisa antes de que su salud se vea afectada. Esa es la urgencia, dar voz a ese dolor antes de que sea irreversible.

 

Emazteen %80k portaera sexistak jasan ditu lanean

«Observer, Prevenir, Agir» lantaldeak eta Donibane Lohizuneko Herriko Etxeak antolatuta, emakumeek lan eremuan pairatzen dituzten jazarpen sexista eta sexu erasoei buruzko mintegia iragan zen joan den astean Ravel auditoriumean. Ekimenak agerian utzi zuen generoak «arrisku gehigarria» ekartzen duela gaitz psikosozialak garatzeko orduan. Aldiz, lan sufrimenduari buruz hitz egiteko orduan gutxitan aipatzen da emazte langile askok egunerokotasunean jasaten duten egoera.

«Etxean zein lan eremuan gertatzen den sexismoari buruz dagoen ukazioaren adibide garbia» litzateke lantokietan gertatzen den «isilpeko diskriminazioa». Alta, «genero faktorea behar da aintzat hartu lan sufrimenduari buruzko ikuspegi osoa emateko», eztabaidan parte hartu zuten hizlariek nabarmendu zutenez.

Virginie Foucault-Picardi, Akitania Berria eskualdean emakumeen eskubideak eta berdintasun politika publikoak garatzen dituen departamentuko buruari egokitu zitzaion, estatistikaren laguntzaz, arazoari ikusgarritasuna emateko lehenengo hitza hartzea. 2014ko IFOP txostenari erreparatuta, frantses Estatuan bost emakumetik batek bere ibilbide profesionalean sexu jazarpenak jasan dituela aipatu zuen. Berdintasunaren aldeko Kontseilu Nagusiak (CSE, frantsesez) 2015ean landu zuen txostenak, berriz, emazteen %80k lan eremuan jarrera sexistak pairatu dituztela agerian jarri zuen. Foucault-Picard-en esanetan, zifrek argiki erakusten dute «hamaika aurpegi dituen indarkeria mota honen aurrean ere hitza askatzeko unea heldu zaigula». Bere hitzaldian nabarmendu zuenez, frantziar Lan Kodeak argiki jasotzen du «enplegatzaileari dagokiola langile guztien osasun fisiko eta psikikoa zaintzea».

2015eko lege erreformak, bestalde, «lan eremuko sexismoa» ezaugarritu zuen. Emmanuel Macron presidenteak gizon eta emazteen arteko berdintasuna bere agintaldiaren ardatz nagusitzat hartu ondoren iragan abuztuan onarturiko legearen bidez urrats berria heldu zen, jardunbide sexistaren nozioa gehitu zelako. Era berean, lege berriaren arabera, emazteen aurkako jazarpena zigortzeko, halako jokabideak ez du zertan jarraitutasuna izan.

Hala eta guztiz ere, Baionako abokatu elkargoko kide den Maider Etcheverryren esanetan, indarkeria sexista lan eremuan pairatzen duten emazteek «ibilbide luze eta gogorra» behar dute egin oraindik ere. Hala ere, aipaturiko lege aldaketaren ondorioz eta, batez ere, pertzepzio sozialean gertatu den eraldaketari esker, urrats berriak egiten ari dira, bortizkeria mota hau amaitzeko, «baita auzitegietan ere», abokatuak ondorioztatu zuenez.

Bestalde, «Sufrimendua eta Lana» sareko kide den Jeanne Gauthier-Lenoir psikologoa arazoari irtenbidea emateko lan munduan jarduten duten eragile guztiak «sentsibilizatzeko eta formatzeko» premiaz mintzatu zen. Beste hizlariekin bat eginez, «lege bateria» aski garatu dela onartu zuen. Hala eta guztiz ere, datu kezkagarria utzi zuen mahai gainean. Oraindik ere, jazarpen sexista pairatzen duten hamar emakumetik batek baizik ez du salaketa jartzen. Are, auzitara jotzen duten emazteek zigor bikoitza ordaindu behar izaten dute, kasu gehienetan, %80an, beren lana galtzen dutelako.M.U.B.