Ion T. BARRENA

TAMBORRADA 1979: «CAYÓ LA BANDERA ESPAñOLA, ALGUIEN CORTÓ LA CUERDA»

La bandera española fue la protagonista, por su ausencia, en la tamborrada de 1979. Minutos antes de que sonara la marcha de Sarriegi «cayó al suelo, alguien cortó la cuerda» [Egin, 20-01-79]. La Policía tomó dos horas después la Parte Vieja para volver a colocarla.

A las doce en punto de la noche se izó la bandera de San Sebastián estallando la alegría. Sonó la tamborrada y todos los donostiarras entonaron el himno de Sarriegui. En el balcón del Ayuntamiento presidió la ikurriña. La bandera española, minutos antes, cayó al suelo: alguien cortó la cuerda. Se oían gritos de ‘ikurriña bai, española ez’ y ‘presoak etxera’». Es el escueto texto que acompaña la foto de portada del “Egin” del 20 de enero de 1979. En la imagen, la bandera de la ciudad totalmente extendida en el balcón principal de la Biblioteca Municipal y flanqueada por la ikurriña y la rojigualda, que no llegaría a medianoche.

Un grupo reducido de jóvenes con la cara cubierta había accedido al antiguo ayuntamiento donostiarra superando el piquete de la Policía Municipal minutos antes de las 00.00. Muchos de los presentes recibieron con aplausos la caída de la bandera española y Donostia se sumergió en la fiesta.

Dos años antes el protagonismo había sido para la ikurriña, que fue legalizada la tarde del 19 de enero de 1977 y pudo estar presente por primera vez de manera oficial en la Tamborrada. Durante décadas la rojigualda había sido omnipresente, por la propia bandera y, sobre todo, por las sábanas que cubrían los principales balcones de la Biblioteca Municipal. Este año también brillaría, pero lo haría por su ausencia. Por lo menos, durante algo más de dos horas.

Eran las 02.15 de la madrugada del 20 de enero de 1979 cuando la Policía española realizó un «despliegue espectacular», «estacionó en el Boulevard no menos de veinte autobuses y vehículos de diverso tipo», según cuenta “Egin”. Su principal objetivo, volver a colocar la bandera española en el edificio que preside la fiesta donostiarra. Así lo confirma la nota oficial del Gobierno Civil que recoge “Egin” en la edición del 21 de enero: «al conocer que la bandera española había sido arrancada el gobernador civil dispuso que el comandante y jefe de la Policía Nacional se trasladase inmediatamente al lugar y con la debida solemnidad volviese a izar otra bandera en el mástil», sigue, «una vez en la plaza, un policía, mediante un megáfono, declaró que ‘no venimos a estropearos la fiesta sino a poner en su sitio la bandera’».

No lo vieron así quienes disfrutaban de la fiesta, «el avance de los efectivos policiales por la calle Narrica fue recibida con gritos de ‘esto es una provocación’». La Policía española tomó la Parte Vieja y una dotación se dirigió directamente a la Plaza de la Constitución para volver a colgar la española, tarea cuya materialización no resultó nada sencilla, «tuvieron que acudir a rescatar a la sección de la Policía que, al entrar en la Biblioteca Municipal a colocar la bandera española, había quedado encerrada por los manifestantes». La intervención policial se saldó con, por lo menos, un herido de gravedad, una pelota de goma alcanzó a un joven de Errenteria en el ojo.

Fraga, la Gestora, el gobernador...

Las crónicas del momento apuntan a que la decisión de reventar la fiesta donostiarra para volver a colocar la bandera española fue tomada en Madrid. El gobernador civil, Antonio Oyarzábal, argumentó ante la Gestora Municipal que recibió desde el Gobierno español una orden directa de volver a colocar la bandera. También pudo ser una decisión del propio gobernador civil, sobre cuya contundencia había dudado días antes Manuel Fraga Iribarne, presidente entonces de Alianza Popular, que lo acusó de haber permitido que se quemara una bandera española en su presencia.

Oyarzábal utilizó el incidente para acusar a la Gestora Municipal de Donostia, presidida por Ramón Jauregui (PSOE), de «impotente» en materia de seguridad. Esta respondió pocos días después mediante una nota que solo apoyaron los representantes del PSOE y el PNV. En ella insistía en su apuesta por «una Guardia Municipal sin armas, que es la del pueblo de San Sebastián» y lamentaba que las medidas adoptadas por el ente local «no han impedido que se haya ultrajado la bandera constitucional» y que «la utilización inoportuna de las FOP está llevando a que no se establezca una clara distinción entre el pueblo pacífico y grupos reducidos de activistas».

El gobernador civil acusó a la Gestora de «ceder a las presiones de unos pocos audaces» y respondió al ente local en tono burlón, «[La nota] Tan ridícula era como el eufemismo de la ‘bandera constitucional’ por no atreverse a hablar de la bandera de España, que es como la llamamos las personas decentes».

Euskadiko Ezkerra, Herri Batasuna y EMK; integrantes, también, de la Gestora, difundieron otro comunicado que apuntaba a la delegación del gobierno español y exigía la destitución del gobernador civil por «la actuación de las FOP y las declaraciones de este responsabilizando y menospreciando a la Gestora Municipal».

 

Dos fascistas a tiros al grito de «somos de fuerza nueva»... y la paliza posterior

Cuatro personas sufrieron heridas de consideración aquel día de San Sebastián. El primero, el ya mencionado por la intervención policial, un segundo por herida de bala y otros dos fueron «incontrolados» fascistas, según la definición dada por “Egin”. Resultaron ser un policía y un militar español.

Estos últimos tres heridos son consecuencia de un episodio que ocurrió en paralelo a los sucesos de la Tamborrada cerca de Aldapeta hacia las 3.30 de la madrugada de esa misma noche: «Un coche GS rojo y con matrícula M-4229-AS ocupado por dos individuos estuvo a punto de atropellar a dos matrimonios que cruzaban la calzada en la confluencia de las calles Víctor Pradera y San Martín. El coche circulaba a gran velocidad, de modo temerario y tocando insistentemente el claxon. Los ocupantes de un coche y algunos peatones les recriminaron por esta conducta. Los ocupantes del GS rojo bajaron del vehículo y, al tiempo que sacaban sendas pistolas, se dirigieron a un coche cercano y sacaron a punta de pistola a sus ocupantes, mientras gritaban ‘Somos de Fuerza Nueva’. Acto seguido, esgrimiendo sus armas, empujaron hacia la pared a los ocupantes del vehículo abordado y efectuaron por lo menos un disparo al aire».

No acabó ahí el episodio, seguimos leyendo: «Los que presenciaron la escena, lejos de amilanarse, rodearon a los dos individuos armados y trataron de quitarles las pistolas. Aunque lo lograron no pudieron evitar que uno de los incontrolados efectuara más disparos. Un proyectil alcanzó en la rodilla a Luis Durán Fernández, vecino de Vitoria. Una vez desarmados, los incontrolados recibieron una gran paliza. Según la identificación resultaron ser el sargento de Infantería José Javier-Gutiérrez y el policía armado Rafael García Sánchez».

Según relataba “Egin”, «a la llegada de los coches patrulla de la Policía, uno de los asistentes a los incidentes entregó a los inspectores una de las armas arrebatadas a los incontrolados, una pistola calibre 7.65. También se entregaron algunos cargadores. Fuentes oficiales señalan que esta pistola pertenecía al sargento. La pistola del policía armado ha desaparecido».I.T.