GARA
GASTEIZ

Un intento de agresión sexual, un caso de acoso y un despido por embarazo

El sindicato LAB denunció ayer tres casos de discriminación y violencia machista en el espacio laboral ocurridos durante los últimos meses en Araba. Alertó de un intento de agresión sexual, un caso de acoso sexual y el despido de una trabajadora por estar embarazada.

LAB denunció ayer tres casos de discriminación y violencia machista en el espacio laboral que han tenido lugar durante los últimos meses en Araba.

En una rueda de prensa ofrecida en Gasteiz, la responsable de la Secretaría Feminista, Eli Etxeberria, la abogada Lorea Porre e Iraia Onaindia, de la Federación de Servicios Privados, señalaron que el primer caso ocurrió el pasado mes de setiembre en el Hotel Palacio de Elorriaga, que despidió a una trabajadora «dos semanas después» de que esta notificara que estaba embarazada. «La trabajadora impugnó el despido y el 22 de enero se celebró el juicio, por lo que actualmente estamos pendientes de una resolución judicial», precisaron.

El segundo caso se produjo el 2 de noviembre, cuando, según explicaron, tuvo lugar un intento de agresión sexual en una empresa subcontratada por la Diputación Foral de Araba. La trabajadora denunció a su agresor, trabajador de la misma empresa, que ha sido condenado por un delito leve de coacciones. Además, se le ha impuesto una orden de alejamiento.

«A pesar de esto, la empresa no ha puesto ningún medio para que esto no vuelva a suceder. A lo que hay que añadir que ni la Diputación ni la empresa de seguridad disponen de un protocolo específico de prevención de acoso sexual o acoso por razón de sexo», advirtieron.

El tercer caso denunciado por LAB ha ocurrido en la empresa Transportes Hombres Barreira. Allí «se ha dado otro caso de acoso sexual durante meses contra una trabajadora por parte de sus compañeros y superiores jerárquicos. Esta situación se ha alargado durante un tiempo, hasta que la trabajadora no ha aguantado más y ha decidido denunciar los hechos». «La dirección de la empresa ha sido cómplice de estos hechos, ya que no ha actuado para poner fin a esta situación: proteger a las trabajadora, buscar responsabilidades y poner en marcha medidas para que no vuelva a suceder algo así. Además, la empresa ha facilitado a los acosadores el acceso a datos personales de la trabajadora, contribuyendo de este modo a la continuidad del acoso», afirmaron las representantes del sindicato, que alertaron de que, «desgraciadamente», no se trata de casos aislados.

«Se da todos los días»

«No son los primeros, ni serán los últimos que se den. Las situaciones de discriminación y violencia contra las mujeres en el terreno laboral es algo que se da todos los días, pero que no se dice, no se denuncia, no se cuenta. La violencia contra las mujeres es una herramienta del sistema heteropatriarcal para mantenernos en los roles impuesto por este sistema, para tenernos sumisas, obedientes y calladas, cumpliendo el mandato de género y los roles impuestos», manifestaron antes de advertir de que la violencia machista en el espacio laboral «no difiere de la que se da en la sociedad en general». «Es un reflejo de ella entrecruzándose, además, con las relaciones jerárquicas y de poder que complican aún más su detección y denuncia», añadieron.

En este sentido, indicaron que «la violencia queda oculta porque atreverse a denunciar no es fácil. Hay un sistema detrás que no nos protege. La amenaza o el miedo a perder el trabajo es una realidad. El cuestionamiento de nuestra palabra, una constante. Encontrar quien testifique a tu favor en el centro de trabajo se convierte en un imposible. Y la impunidad de los agresores en el ámbito laboral se da más a menudo de lo que quisiéramos creer, porque quedan protegidos por las empresas o porque son los propios empresarios quienes la ejercen».

Ante esta situación, afirmaron que LAB «no va a dejar pasar ni un caso de este tipo que llegue a nuestro conocimiento. Vamos a denunciar todos y cada uno de ellos. Vamos a proteger, acompañar y estar junto a toda mujer que denuncie este tipo de casos porque sabemos que, precisamente, el sistema se basa en el miedo a la denuncia porque se cuestiona nuestra palabra, se nos responsabiliza de lo sucedido y se dificulta el apoyo de compañeras y compañeros por el miedo a perder el trabajo debido a las relaciones jerárquicas de poder».