Eneko Compains y Asier Altuna
Sortu
GAURKOA

El imperio contraataca

Tal vez el título de esta carta induzca a confusión y alguien haya pensado que va dirigida a cinéfilos o frikis seguidores de “La Guerra de las Galaxias”; pero no, querido lector. Al decir que el imperio contraataca no nos referimos a la quinta parte de esa archiconocida saga de películas, sino a lo que viene ocurriendo en Venezuela todos estos últimos años. Nos explicamos.

La decadencia del Imperio. Ha ocurrido otras veces en la historia. En su fase de retirada, los imperios hacen gala de su mayor ferocidad. Ocurrió con los españoles en Latinoamérica, con los británicos en la India, con los franceses en Argelia… y está ocurriendo con los yanquis en Venezuela.

Se las prometían felices tras la caída de la URSS y soñaban con un Nuevo Siglo Americano, pero nada más lejos de la realidad. Cierto que todavía siguen siendo los más fuertes, pero su hegemonía mundial se tambalea. Lo saben sus gobernantes y lo reconocen sus intelectuales (Brzezinski, 2012). Emergen nuevas potencias como China o Rusia y, frente a esas «amenazas», han decido renovar la Doctrina Monroe (1823): «América para los americanos». Puede que no vuelvan a ser los dueños del mundo, pero que nadie les quite «su» continente.

Así, se han dedicado a mover sus peones de norte a sur: en Argentina (con Macri), en Colombia (con Duque) o en Brasil (con Bolsonaro). Sin embargo, sin Venezuela no hay jaque mate al continente, así que es aquí donde están moviendo todas sus fichas.

Venezuela, la nueva Chile. El ataque total que viene sufriendo Venezuela es mucho más brutal que el que consiguió derrocar a la Chile socialista de Allende en 1973, si bien en Venezuela los EEUU no han encontrado todavía a su Pinochet particular.

Basta con ver a quién ha puesto EEUU al frente de su estrategia: Elliot Abrahams, responsable en los 80 de instruir a las diferentes contras y de masacrar a miles de indígenas-campesinos en Nicaragua, Guatemala o El Salvador. ¿Alguien en su sano juicio cree que estos están pensando en la democracia en Venezuela?

El objetivo es derrocar al chavismo de una vez por todas y la receta para ello, el «todo vale». Golpes de Estado, paramilitarismo, violencia, sabotaje… y, fundamentalmente, el chantaje sin escrúpulos a toda su población mediante la guerra económica: acaparamiento programado de productos básicos y medicamentos, ataque a su moneda para generar hiperinflación, bloqueo financiero, sanciones comerciales, robo (literal) de activos en el extranjero… se trata de tumbar la economía venezolana para que de una vez por todas el pueblo chavista se dé por vencido.

«Si dios existe, es venezolano». Nos lo dijo el otro día Atilio Borón, conocido intelectual argentino. De otra forma es imposible explicar que en esta coyuntura tan adversa el Gobierno venezolano siga, por ejemplo, entregando miles de viviendas gratuitas a las familias más humildes (van 2,5 millones desde la puesta en marcha de la Gran Misión Vivienda Venezuela en 2011).

De hecho, no sin dificultades, están superando todas y cada una de las operaciones puestas en marcha en esta última ofensiva iniciada el pasado 23 de enero, impidiendo que el autoproclamado Juan Guaidó asuma una Presidencia para la que nadie le votó; logrando que los militares cierren filas en su apoyo al chavismo, a pesar de que el Imperio fomenta deserciones con millones de dólares; impidiendo la farsa de los camiones con ayuda humanitaria; restableciendo el sistema energético tras los sabotajes; derrotando golpes de Estado como las de este pasado martes… podríamos seguir hasta aburrirnos.

Y no, no se trata de dios. Se trata del ALBA, la solidaridad de Bolivia, Cuba, El Salvador o Nicaragua. Y se trata también del apoyo económico-financiero chino, el apoyo militar ruso, la lucha internacionalista y, sobre todo, la determinación del pueblo chavista para impedir que el país regrese al pasado.

Qué está en juego. Como decía Reinaldo Iturriza, exministro de Comunas y gran amigo de Euskal Herria, lo que está en juego no es solo la supervivencia del proyecto chavista, sino la propia existencia de Venezuela como nación soberana. Dicho de otra manera: si al presidente lo eligen las y los venezolanos o si por contra lo designan los yanquis. Y es que, por mucho que machaquen la idea, a Maduro no le piden que convoque elecciones, le exigen que pierda unas elecciones. De lo contrario, habrían participado en las elecciones presidenciales de mayo de 2018 como sí hicieron varios candidatos opositores; pero claro, la agenda golpista no pasa por ahí.

Qué hacer desde Euskal Herria. Por pequeños que seamos en la escala geopolítica global, sí que podemos hacer varias cosas:

Primero: llamar a las cosas por su nombre. Lo que buena parte de la oposición está fomentando en Venezuela no es una transición a la democracia sino un golpe de Estado imperialista. Chávez decía: «Hoy tenemos patria», y así lo creemos nosotros. El diálogo y la negociación entre el Gobierno y la oposición, desde el respeto a su soberanía, es la única vía de solución posible en Venezuela. En ese sentido, es una irresponsabilidad la posición de confrontación mantenida por el PNV, PSOE o UPN-PP.

Segundo: para que nuestro internacionalismo sea efectivo ha de ser mayoritario, tanto en nuestro pequeño país como en nuestro entorno geopolítico, que no es otro que el europeo. Hay que generar mayorías y en esa dirección estamos trabajando (buen ejemplo es el documento firmado por agentes sociales, la mayoría sindical vasca y varios partidos políticos contra el intervencionismo en Venezuela).

Tercero: es un orgullo que Euskal Herria sea punta de lanza en la defensa de Venezuela en el continente europeo, pero ello no deja de dejar en evidencia (valga la redundancia) la debilidad de la solidaridad internacionalista a este lado del Atlántico. Tenemos que trabajar a nivel europeo y por ello participamos en la creación de la Red Europea de Solidaridad con la Revolución Bolivariana. Ese es el camino a seguir.

Cuarto y último: la amenaza es real y toca salir a la calle. El reto es generar olas amplias como cuando el «No a la Guerra» de Irak en 2003. Por eso precisamente nos sumamos a la manifestación del 4 de mayo en Bilbo. Por la paz y la soberanía de los pueblos, ¡No al golpe! Venezuela Aurrera!