Mikel ZUBIMENDI
DONOSTIA

Desnudan las mentiras de Franco sobre Gernika, que aún perduran

En un libro «sobre la mentira, no sobre lo que ocurrió en Gernika sino sobre lo que no ocurrió», el historiador Xabier Irujo presenta en inglés el fruto de 15 años de investigación que documenta, recopila, establece la genealogía y desmiente internacionalmente las mentiras de la versión oficial, algunas de las cuales están aún en boga.

La mentira oficial tiene una vida propia, surge de una orden, pero va moldeándose mientras se expande. Es inherente al crimen y el crimen del bombardeo de Gernika está asociado a una de las mentiras más relevantes de la historia reciente. El análisis histórico de la mentira oficial sobre el bombardeo de la villa que simboliza la libertad de los vascos nos acerca a hechos pasados, pero tiene también una rabiosa actualidad en un momento donde los líderes globales han pasado de mentir a reivindicar sin complejos la «verdad alternativa».

El historiador Xabier Irujo (Caracas, 1967) presentó ayer en Donostia “Gernika. Genealogy of Lie”, una publicación internacional que, tras 15 años de trabajo y estudio de material de 45 archivos, documenta 31 mentiras sobre el bombardeo y las analiza una a una, desde su origen hasta hoy. Como indicó ayer el propio autor, su intención es la de trasladar al mundo anglosajón, que «está muy interesado», algunas de las mentiras del régimen franquista que, 80 años después –«40 de negacionismo y 40 de revisionismo»–, siguen siendo consideradas verdades históricas inamovibles «por desconocimiento».

La mentira «más sangrante»

El de Irujo es el primer libro en inglés sobre el bombardeo de Gernika desde hace 50 años, ya que desde la década de 1970 en la que Herbert Southworth publicara su obra sobre este tema no se ha publicado ningún libro al respecto. Irujo, afincado en EEUU, ha querido así internacionalizar la verdad histórica con un análisis científico y un vasto soporte documental.

De las 31 mentiras que cataloga el autor, para él la más «sangrante» es la de la cifra de fallecidos. El “Informe Herrán”, que el Duque de Alba pidió realizar a Franco para utilizarlo en el mundo anglosajón, estableció una cifra de 100 personas, «y es la línea que se ha seguido desde entonces: se repite el número de 126 o de un máximo de 300 0 350 muertos, cuando se dispone de documentación histórica que indica que los muertos fueron 1.654 registrados por el Gobierno Vasco en los hospitales, pero sabemos, por dos testimonios que lo corroboran, que en el refugio de ‘Andra Mari’ murieron todas las personas que estaban allí, entre 450 y 500; por tanto, el número es superior a 2.000», explica con detalle.

Apuntó asimismo que existen 39 testimonios –incluidos los 7 reporteros internacionales– que atestiguan que los muertos «fueron más de mil», testimonios «corroborables, que se pueden comparar y cruzar». Además, existe otro centenar de testimonios posteriores que indican lo mismo y corroboran que en Gernika no hubo un bombardeo sino que, entre el 26 de abril y el 3 de mayo, fue bombardeada siete veces, una semana de bombas y metralla con masivos ametrallamientos aéreos contra los civiles. Contra todos estos datos, «tenemos el franquista ‘Informe Herrán’ o los programas de radio del general Queipo de Llano».

Bombardeo de terror

El historiador alertó sobre la existencia de una corriente revisionista de los hechos que en su opinión está en boga. «En su día fue ocultado por el Estado y sus aliados (Alemania, Italia, Portugal), dijeron que no hubo bombardeo y que fue quemada por los ‘rojos’; tras muchos años llegó el reduccionismo».

Y añadió que «aún hay autores que niegan que fue un bombardeo de terror y hablan de que el verdadero objetivo fue destruir el puente de Errenteria; que fue un bombardeo quirúrgico, estratégico, que destruyó el pueblo por accidente. Eso es algo totalmente absurdo, reducen la cantidad de bombas lanzadas como el número de aviones que participaron. También se incrementó la altura de vuelo de los aviones, indicando que todo se debió a que lanzaron las bombas desde 3.500 metros, lo cual es mentira, ya que lo hicieron a 800 metros».

Irujo explica detalladamente en el libro que la campaña de bombardeos en suelo vasco, y catalán, era, según el general Mola, «una acción» para «extirpar el nacionalismo. E insiste en que hay que luchar contra la mentira establecida. «Hubo más de 2000 muertos y fue un bombardeo de terror cuyo objetivo era el mismo que en Hiroshima: la rendición del enemigo».

Como argumentación histórica, es importante destacar que el autor emplea documentos que se hallan en el Centro de Documentación del Bombardeo de Gernika, sito en la villa foral y adelanta que «no va a ser el último libro sobre Gernika; aún hay mucho que escribir».