Maite UBIRIA BEAUMONT
BAIONA

Los baionarras ya están listos para enfundarse el traje de fiesta

No dos, sino cuatro días. Este año el popular mercado que precede a las fiestas de Baiona se ha extendido, tanto en el espacio físico como en el calendario. A estas alturas, ni los más perezosos tienen excusa para no haber completado las compras antes de que, esta noche, la multitud se haga cargo de las llaves de la ciudad para abrir la puerta a cinco días de jarana.

El sol de justicia que se apropió ayer de Baiona hizo que no pocos buscadores de gangas de última hora desertaran, al mediodía, de las filas de puestos de ropa para buscar cobijo en la taberna más cercana. Ello con el doble objetivo de combatir el sofocante calor, pero también de preparar el cuerpo para el carrusel festivo que se pondrá en marcha esta misma noche.

Aunque lo habitual era que el mercado de fiestas se celebrara en dos jornadas, una en el centro y la otra en el barrio de Saint-Esprit, este año el mercado ha durado cuatro días.

Desde el pasado fin de semana, los bayoneses de a pie han debido convivir –y en el caso de los que optan por el autobús resignarse a un rodeo interminable– con la habitual hilera de puestos en los que se puede adquirir el kit del bestazale, y casi cualquier otra mercancía.

Blanco y rojo

Cuando se lanzaron las primeras fiestas, allá por 1932, el blanco y azul del Aviron conformaban el hábito del parrandero baionarra. Bajo la influencia de Iruñea, la ciudad se inclinó después hacia el blanco y rojo, un binomio cromático que se apropiará esta noche de la plaza de la Libertad, desde cuyo balcón se lanzarán las llaves que representan a los tres barrios históricos (Baiona Tipia, Handia y Saint-Esprit) de la capital labortana.

En ese momento se abrirá la espita de la fiesta, que no dejará lugar al descanso hasta bien entrada la noche del domingo. Sin embargo, como el maratón festivo no se improvisa, la carrera que enlaza Biarritz y Baiona servirá, esta mañana, para poner a punto esos cuerpos a los que las próximas jornadas someterán a las pruebas más exigentes.

Los menos dotados para el running esperarán a la primera cita de las peñas bayonesas, la del campeonato mundial de tortilla de pimiento, que envolverá de aromas la plaza del Mercado.

Ya por la tarde, las pruebas deportivas en el Errobi permitirán encontrar –más todavía si el calor aprieta– un momento de refresco antes del primer recorrido por peñas y bares previo a ese momento de comunión por el que una multitud vibra a los sones de la Armonie Bayonnaise, mientras mece impaciente el pañuelo rojo apuntando al cielo.

Pulsera verde

En el segundo año de fiestas de pago –a partir del viernes– los visitantes deberán abonar 8 euros a cambio de la pulsera, que este año será de color verde.

La venta previa se abrió el 17 de junio pero los más rezagados podrán adquirirla tanto en la Oficina de Turismo como en el Camping de Fiestas.

Su última opción será acercarse a alguna de las cajas que se situarán en las inmediaciones de esa decena de puntos de acceso que dibujan el contorno festivo, pero que también fijan un perímetro de seguridad.

Un total de 650 miembros de cuerpos policiales y 500 agentes de seguridad privada componen un dispositivo que costará un millón de euros; es decir, un tercio del presupuesto de unas fiestas que ya asoman.