Alfontso DIEZ

Un sueño megalómano para los más melómanos

La tribu seminola de Florida fue pionera en incursionar en la industria del juego, un negocio tan lucrativo como perjudicial y tan en boga ahora por estos lares, sobre todo por la proliferación de las casas de apuestas. Las ganancias de estos indígenas, que abrieron su primer bingo en 1979, se catapultaron hace 12 años, cuando adquirieron Hard Rock International: ahora poseen decenas de cafés, hoteles y casinos de esta marca en 75 países, con un volumen de negocio que excede los 6.000 millones de dólares (5.411 millones de euros) en ingresos. Todo el que tenga al menos un 25% de sangre seminola percibe una parte de las ganancias. No detallan cuánto pero, según publicó “Forbes” en 2016, cada miembro obtiene 128.000 dólares anuales desde que nace, por lo que, para cuando cumplen los 18 años, ya son millonarios. Esta misma semana han inaugurado por todo lo alto el Seminole Hard Rock Hotel & Casino, un imponente edificio con forma de guitarra eléctrica. El complejo, ubicado a 30 kilómetros de Miami, ha costado 1.500 millones de dólares.