Aritz INTXUSTA
TRANSFERENCIA DE TRÁFICO A LA POLICÍA FORAL

UPN CRITICA LA TRANSFERENCIA QUE NO LOGRÓ SACAR A ZAPATERO

UPN ha puesto el grito en el cielo ante el compromiso mostrado por Sánchez (antes con Barkos y ahora con el PNV) de transferir Tráfico a Nafarroa: «Quieren echar a la Guardia Civil». Pero hace apenas doce años negoció a fondo con el Gobierno Zapatero, sin conseguirla por culpa de Pérez Rubalcaba. Esta es la historia.

Entre los años 2004 hasta finales de 2007, UPN negoció a fondo con la Dirección General de Tráfico y el Ministerio de Interior para conseguir el traspaso de las competencias de Tráfico a Nafarroa. Las negociaciones para el «repliegue de la Guardia Civil» resultaron infructuosas. Fue el ministro Alfredo Pérez Rubalcaba quien las truncó, según los datos que ofrecen en exclusiva NAIZ y GARA.

La reunión clave tuvo lugar la primera semana del mes de octubre de 2007. Se celebró en Madrid. Los representantes del Gobierno navarro fueron Javier Caballero (vicepresidente y consejero de Justicia e Interior) y Juan Ramón Rábade (director general de Interior). Por parte del Estado acudieron Antonio Camacho (secretario de Estado de Seguridad), Rafael Herrera (director del gabinete de coordinación de la Secretaría de Estado de Seguridad) y Victoria Sánchez (directora de Relaciones Institucionales de la Secretaría de Estado).

La cita tenía un punto de desesperación. Las negociaciones para conseguir la competencia de Tráfico para Policía Foral llevaban un año encalladas. Los enviados del Gobierno navarro (en aquel momento formado por UPN y CDN y en el que era consejero también Carlos Pérez-Nievas, hoy líder de Ciudadanos) habían forzado el encuentro a través de una carta dirigida al ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Esa misiva la había escrito el vicepresidente Caballero el mes de agosto.

Rubalcaba llevaba más de seis meses dando largas a los dirigentes navarros. Tan es así que, el 1 de diciembre de 2006, el Gobierno navarro llamó al recién nombrado líder del PSN, Fernando Puras, buscando que intercediera personalmente ante el ministro. Puras abordó a Rubalcaba con este tema al día siguiente, aprovechando su presencia en un acto político del partido. El líder del PSN informó de su fracaso al Gobierno navarro: la transferencia de Tráfico a Nafarroa no entraba dentro de la agenda del ministro, según le trasladó Rubalcaba.

Hechas estas precisiones sobre los meses previos a la reunión de Madrid de octubre de 2007, se hace preciso volver al contenido de la misma. En ella, siendo consecuente con lo que le había traslado a Puras cuando trataron sobre este asunto en Iruñea, el ministro no estuvo presente. Fue, por tanto, el secretario Camacho quien llevó la voz cantante. Los navarros trataron de argumentar que las excusas que había planteado el Estado hasta ese momento habían decaído y que, por lo tanto, la transferencia de Tráfico ya podía hacerse efectiva.

En particular lo que había sucedido es que ya se había cerrado el proceso de renovación de estatutos de las distintas comunidades autónomas. En los encuentros bilaterales celebrados a lo largo de 2006, los representantes del Estado habían puesto reparos al traspaso de dicha competencia de Tráfico a Nafarroa alegando que las comunidades autónomas de Andalucía y Galicia podrían reclamar para sí esta competencia, y que eso no era del agrado del Gobierno estatal. Pero ese problema ya se había superado en esas fechas, en tanto que el Estatuto andaluz había sido aprobado en referéndum en marzo de 2007 y el Estatuto gallego se había refrendado el 28 de febrero (más de tres meses, por tanto, antes de la reunión de Camacho y los demás con Caballero y Rábade).

El secretario de Estado cortó el argumentario y las ilusiones del vicepresidente navarro y Rábade. Camacho aseguró que había llegado a este encuentro con una directriz tajante que provenía del propio Rubalcaba y que la decisión del ministro era que las competencias de Tráfico no iban a ser devueltas a la Policía Foral. Al secretario de Estado poco le importaba lo que dijera el Artículo 51 del Amejoramiento. Se limitó a trasladar a los enviados navarros que esa competencia no les iba a ser devuelta –textualmente– porque «no toca».

Cuando todo iba bien

Esta reunión supuso todo un jarro de agua fría para los negociadores navarros, que dieron ya por muerta la intentona. Caballero y Rábade, en las gestiones realizadas desde que iniciaran los mecanismos para la recuperación de la competencia de Tráfico, habían conseguido sortear los principales problemas técnicos.

No es de extrañar tampoco que a los enviados navarros les sorprendiera que el PSOE echara por tierra el trabajo de dos años de un plumazo. Todo el proceso para tratar de recuperar esta competencia había nacido al poco de arrancar el primer Gobierno de Rodríguez Zapatero (el PSOE recuperó La Moncloa en abril y el acuerdo básico con los ministerios del Interior, Hacienda y Administraciones Públicas, a partir del cual arrancó la Ponencia es de marzo de ese mismo año). Asimismo, hubo encuentros al más alto nivel con otras administraciones en los que, aparentemente, todo iba bien encaminado.

Los mayores avances son los que se efectuaron en enero y febrero de 2006. Así, con fecha del 31 de enero, se celebró una Junta de Seguridad en Iruñea en la que tomó parte el ministro del Interior José Antonio Alonso (a quien Rubalcaba sustituiría en julio, momento en el que todo empezó a torcerse). Alonso, de hecho, mostró cierta sorpresa por el hecho de que el traspaso de la competencia de Tráfico no se encontrara más avanzado.

En esta reunión del último día de enero, Alonso anunció que él mismo se pondría en contacto con el ministro de Administraciones Públicas (Jordi Sevilla) para acelerar el proceso. A partir de ahí, se produjo una reunión técnica en marzo. En esa reunión tomó parte el director general de Tráfico, Pere Navarro. Navarro puso reparos a esta transferencia y fue él quien citó la problemática que pudieran suscitar los procesos de renovación de los estatutos de otras comunidades autónomas.

UPN vuelve a conjurarse

Si bien el «no toca» de Camacho supuso el fin real del proceso negociador iniciado por Miguel Sanz para el repliegue de la Guardia Civil destinada a las labores de Tráfico en Nafarroa, UPN se guardó lo sucedido como una afrenta, sin renunciar a su demanda de esta competencia.

Así, en abril de 2009, la Unión del Pueblo Navarro celebró su VIII Congreso, aquel que venía a consolidar su entendimiento con el PSN, partido al que Ferraz había domesticado para que apoyara a los regionalistas mediante el «agostazo». Este reposicionamiento del partido de Sanz se sustentó en una ponencia política que, entre otros temas, abordaba de nuevo el asunto de la competencia de Tráfico. Y que rezaba, textualmente, lo siguiente: «La asunción de esta competencia y el ejercicio exclusivo por la Policía Foral de la función de vigilancia del tráfico y de la seguridad vial es un objetivo irrenunciable para UPN».

Este objetivo tan marcado, sin embargo, pasó a un segundo plano. Mientras Rubalcaba estuvo al frente de Interior no había nada que hacer y el ministro se mantuvo en el cargo prácticamente hasta la caída de Zapatero (los últimos meses fue sustituido por el propio Camacho).

Después se sucedieron una serie de cambios importantes que alteraron radicalmente el escenario político. La ruptura del gobierno de coalición UPN-PSN enrareció las relaciones entre ambos y, además. La Moncloa regresó a las manos del PP que lideraba Mariano Rajoy. Finalmente, UPN perdió el control de Nafarroa en favor de una alianza entre Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra.

Ya con Uxue Barkos como lehendakari, las negociaciones para recuperar Tráfico se reiniciaron con la consejera María José Beaumont como responsable de las mismas. Tras reorganizar las distintas policías cerró los últimos cabos sueltos, lo que permitió a Barkos anunciar en La Moncloa tras su encuentro con Pedro Sánchez que había logrado este empeño en el que UPN fracasó. Era el 31 de octubre de 2018. Sánchez, sin embargo, faltó a su palabra asegurando que, mientras estuviera en funciones, aquel traspaso excedía de sus competencias.

Llega 2019. En este sprint hacia la investidura de Sánchez, el acuerdo PSOE-PNV fija un plazo de seis meses que empiezan a correr desde la propia investidura para que finalmente se ejecute esa devolución de las competencias exclusivas de Tráfico de la Guardia Civil a la Policía Foral (lo que supondrá un exceso en la plantilla de guardias civiles destinados en Nafarroa de más de 200 efectivos). Y que, en último término, no es otra cosa que el cumplimiento de lo que marca la Ley del Amejoramiento del Fuero en su Artículo 51, tal y como se promulgó en el año 1982.

la guardia civil en nafarroa, arma arrojadiza en Madrid

La derecha española no ha perdido la oportunidad de utilizar la transferencia de tráfico para azuzar el debate político en Madrid. El secretario general del PP, Teodoro García, afirmó ayer que Pedro Sánchez «va a ser presidente de Gobierno con los votos de los que agredieron a los guardias civiles de Alsasua». Y la portavoz de Ciudadanos en el Congreso, Inés Arrimadas, criticó que se acepte «echar a la Guardia Civil de Navarra», ya que lo considera «una auténtica ofensa».

En la misma línea se pronunció el número dos de Vox, Javier Ortega Smith, quien advirtió de que Sánchez «ha claudicado ante quienes quieren dar un golpe de Estado, romper la unidad de España y poner condiciones como la expulsión de la Guardia Civil de Navarra».

Por su parte, el ministro del Interior en funciones, Fernando Grande Marlaska, aseguró que ningún guardia civil abandonará Nafarroa, y recordó que el presidente Miguel Sanz, de UPN, negoció el traspaso de la competencia de Tráfico con el Gobierno de José María Aznar. Igual que hizo con el Gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero, tal como evidencia la información publicada por NAIZ y GARA.GARA