Amaia U. LASAGABASTER
FINAL DE SUPERCOPA

La Real muere de impotencia ante un campeón de otra galaxia

El Barcelona añade la voracidad a su evidente superioridad técnica y física para arrollar a una Real que no tuvo tiempo ni de ilusionarse. En seis minutos las donostiarras ya habían encajado dos goles, que fueron seis para el descanso de un partido monocolor.

REAL SOCIEDAD 1

BARCELONA 10


La renovada Supercopa ya tiene campeón. Y no, no hubo sorpresas. El Barcelona confirmó que es de otra galaxia, destrozando a una Real a la que las ilusiones se le esfumaron en cuanto echó a rodar el balón. Con una superioridad técnica y física indiscutibles, unidas a la voracidad ofensiva de un equipo que, sorpren- dentemente, llevaba dos años sin ajudicarse un título –desde la Copa de 2018–, las catalanas se dieron un festín en el Helmántico, ante un rival que en ocasiones tradujo su inferioridad y lógica frustración en errores de bulto pero que casi siempre quiso competir y mirar a la cara al equipo culé, pese a la dolorosa evidencia de una herida que no dejó de crecer.

Con ese orgullo que les empujó a seguir corriendo deberían quedarse las futbolistas de Gonzalo Arconda, sobre todo en un mes tan exigente física y anímicamente, y no tanto con la rotundidad del marcador. No hay que olvidar que a los dos únicos equipos de la Liga teóricamente capaces de seguir el ritmo del Barcelona, Atlético y Levante, les cayeron seis y cinco goles respectivamente en sus duelos de la primera vuelta.

Que lo que acabó pasando podía suceder se intuyó de inmediato. La Real saltó al césped con el mismo once que tan bien lo había hecho el miércoles contra el Levante pero no tuvo tiempo ni de ilusionarse con repetir. En el minuto cuatro Torrejón comenzaba su festival particular rematando una asistencia de Alexia y en el seis la propia capitana culé aprovechaba un rechace en el área para hacer el 0-2.

Tras ese inicio arrollador parecía que el Barcelona se calmaba y la presión alta premitió a la Real robar un par de balones pero no fue más allá. Hizo falta media hora para que Paños tocara su primer balón, un despeje sin más historia, y la consecuencia fue la opuesta a la que buscaban las donostiarras: en cuanto dieron medio paso adelante, su rival se lanzó para salir a la contra y en tres minutos sentenciaba la final con otros tres goles, obra de Torrejón, Oshoala y Graham-Hansen. La historia se repetía al filo del descanso, cuantro otro contragolpe daba el sexto a Alexia justo después de un par de escarceos de Eizagirre, que había sustituído a la renqueante Bárbara.

Tras el descanso llegaron los cambios. Conscientes ambos entrenadores de que el título estaba decidido y en previsión de los próximos compromisos, ambos quisieron dar descanso a sus futbolistas más importantes. Pero el partido apenas cambió. El Barcelona mantuvo el hambre, subiendo siempre con muchas jugadoras, lo que le permitió llevar su renta hasta los diez goles, ante una Real que aguantó con toda la dignidad posible. Tanta como para marcar con una bonita acción, aunque a esas alturas el consuelo era ya imposible.

Arconada: «Ha sido un día muy duro, pero de esto se aprende»

A Gonzalo Arconada le costaba reprimir las lágrimas tras el partido, cuando confesó que el de ayer fue, probablemente, «el día más duro» de su carrera profesional.

«Sabía que podía pasar pero nunca te puedes preparar para ello. Ha sido muy duro pero de esto se aprende», aseguró el técnico, que se mostró «tremendamente orgulloso del equipo, de la reacción, de cómo se ha comportado en el vestuario, de la piña que han hecho al final, de lo que se ha hablado en esa piña, de cómo han felicitado al rival y de cómo han ido a esa afición maravillosa que no ha dejado de animarnos. Estamos orgullosas por haber peleado hasta el final, capaces de hacer el gol con el 0-8 y todavía buscar alguno más dentro de lo justitas que estábamos, con las pocas fuerzas que había se han entregado al máximo y estamos tremendamente orgullosas por eso», insistió.

Arconda insistió en que toda la experiencia debía servir de «aprendizaje» y aunque asumió que «no hemos estado a la altura de lo que somos y es un día muy duro para nosotras», también destacó que «queríamos estar aquí y hemos estado, nos ha tocado sufrirlo y estamos orgullosas de haber estado y de haber jugado la final y convencidaas de que no será la última que juegue este equipo».

El técnico también se mostró muy crítico con la Federación Española por amparar las grandes diferencias entre equipos, sobre todo por la falta de limitación de extranjeras, y por el formato de un torneo en el que «la única opción era que ganara el Barcelona y humillara a las demás».A.U.L.