Jon ORMAZABAL
Pelota

Curso de cómo afrontar una situación límite en Tolosa

Olaizola-Urrutikoetxea, sin concesiones, las ideas muy claras y juego, desarbolan a Irribarria-Rezusta.

IRRIBARRIA-REZUSTA 9

OLAIZOLA-URRUTIKOETXEA 22


En estos días en lo que el desastre de Zaldibar ha puesto sobre la mesa muchas preguntas y dudas sobre la capacidad de respuesta de nuestros dirigentes a situaciones límite, Aimar Olaizola y Mikel Urrutikoetxea ofrecieron ayer en Tolosa, en una situación para nada equiparable pero con transcendencia, la importancia de tener las ideas claras en momentos críticos en los que cada error resulta desastroso. Sin concesiones, incomodando a los rivales buscándoles el ancho y con juego –ambos han mejorado según ha avanzado el campeonato–, minimizaron a unos Irribarria-Rezusta que, presos del pánico, se complicaron muchísimo su futuro. Necesitan ganar el sábado a Laso-Albisu en Iruñea y que Ezkurdia-Martija les echen una mano el domingo en Bilbo, derrotando a Aimar-Urruti.

Las previsiones de partido duro y equilibrado entre dos parejas que no habían desarrollado todo su potencial en las jornadas pretéritas saltó por los aires prácticamente de inicio, ya que por mucho que los de Aspe lograran aguantar hasta el empate a cuatro, enseguida se vio que la respuesta de ambas combinaciones a un test de semejante exigencia iban a ser antagónicas.

Si no es claramente superado por golpe, pocas veces se queda Aimar Olaizola sin dar lo suyo en las fechas marcadas en rojo y confirmó que el paso de las jornadas le ha venido bien, buscando y exigiendo a Iker Irribarria en defensa desde el primer pelotazo. La consigna de mover a sus rivales en la cancha y buscarles las cosquillas en el ancho era clara y la ejecución fue perfecta, sobre todo en ese parcial de 9-0 que siguió al último empate, en el que los zurdos perdideron la brújula con la que escapar de la trampa tendida por sus rivales.

Irribarria se olvidó de todas las recomendaciones y se enfrascó en un cara a cara con Aimar en los cuadros alegres del que solo sacó disgustos, pero tampoco Rezusta tuvo la constancia suficiente para alargar el frontón y dar al peloteo esa pausa y esa rectitud que los había llevado por el buen camino en sus mejores tardes.

Urrutikoetxea, fresco

Todo lo contrario, en la que se intuía una tarde dura y exigente, fue Mikel Urrutikoetxea el que, probablemente, más gozó sobre la cancha. El descanso le sentó fenomenal y, salvo en contadas excepciones, lejos de sufrir, fue él el que hizo daño a sus rivales, abriendo la pelota con su preciosa zurda.

Sin recursos, ni nadie que pudiera acudir en su ayuda, Irribarria-Rezusta cedieron ante la superioridad de una pareja que lanzó su aviso para el resto de ‘finales’ que quedan por jugar.