José Ángel Cuerda y Juan Ibarrondo*
KOLABORAZIOA

Olárizu y los derechos humanos

Estimadas y estimados ciudadanos de Vitoria-Gasteiz. En este momento hay más de cien personas en unos bloques de pisos en la avenida de Olárizu, entre ellas varias decenas de jóvenes, niños y niñas, ocupando unas viviendas municipales que estaban vacías en espera de derribo.

¿Serán humanas las personas que viven en esas viviendas? ¿Tendrán derechos humanos?

Si fueran humanas, tendrían derecho a vivienda con una mínima dignidad, con agua y electricidad, en una sociedad avanzada como la nuestra. Pero no es así. Hasta el punto de que, por decisión del Ayuntamiento, se les ha cortado hasta el agua y la luz.

A las seis de la tarde en invierno es de noche en Vitoria-Gasteiz y hace muchísimo frío. Habrá quien diga en esta ciudad que estas personas siempre pueden meterse en la cama en cuanto oscurece (si hay una cama y si hay mantas), y acostarse con ropa. Pero sin encender velas, porque pueden provocar un incendio y no hay en las casas agua para apagarlo. Habrá quien diga que las personas en situación de pobreza deben pasar frío y estar a oscuras. E ir a por agua como hace un siglo.

Habrá quien diga en esta ciudad que lo de lavar la ropa y la vajilla, cocinar, quitarse el abrigo en casa, ducharse y bañar a las hijas e hijos con agua corriente –y más todavía con agua caliente– no es necesario si eres una de esas personas.

En esos bloques viven cerca de 30 menores. ¡En un municipio que está orgulloso de ser una «Ciudad Amiga de la Infancia»! Es claro que no es amiga de todas las niñas y niños; no lo es de la infancia que vive en los bloques. Habrá quien diga que las personas pobres no tienen derecho a infancia.

La amenaza de desalojo está presente en todo momento. Habrá quien diga en esta ciudad que esas personas no pasan estrés ni ansiedad pensando que cualquier día se quedarán en la calle y sin saber a dónde ir, que no sufren por su situación, ni tampoco sufren al ver padecer a sus hijas e hijos, ni se deprimen por las condiciones de vida que tienen ni por el desprecio con que el que se las trata. Habrá quien diga en la ciudad que la salud física y mental de la gente que puede pagar la vivienda merece toda la atención, pero la salud física y mental de las personas de los bloques de Olárizu no importa en absoluto. Ni la de las personas adultas ni la de las niñas y niños.

Habrá quien diga en la ciudad que lo mejor es que estas personas se esfumen, desaparezcan…, de modo que las buenas gentes no tengan que verlas y vivan tranquilas. Pero eso no suele suceder...

¿Serán humanas las personas que viven en esas viviendas? ¿Tendrán derechos humanos?

¿Estaremos aprendiendo, en esta sociedad avanzada nuestra, que hay personas humanas (que tienen derechos) y otras que no son humanas (y que deben vivir sin derechos)?

Quienes firmamos este texto creemos en la humanidad de todas las personas. Creemos representar a muchas ciudadanas y ciudadanos de Vitoria-Gasteiz que también lo entienden así.

Pedimos responsabilidad a las instituciones y búsqueda de soluciones que garanticen los derechos humanos fundamentales de las personas que viven en los bloques ocupados de Olárizu.

*Firman también Filomena Abrantes, Bartolomé Jiménez, Pascual Borja, Lourdes Oñederra, Jesús Prieto, Antonio Duplá, Iñigo Antepara y Amelia Barquín.