Beñat ZALDUA
DONOSTIA
CRISIS DEL CORONAVIRUS

El fallecimiento de una enfermera, espejo de la gravedad de la crisis

Una enfermera del hospital de Galdakao se convirtió ayer en la primera profesional sanitaria en morir por coronavirus en Euskal Herria. Lakua, por su parte, hizo público un informe sobre la situación en la CAV. Aunque hay margen, las UCI se van llenando. Cada vez se hacen más test, si bien la política seguida hasta ahora plantea dudas.

Fue mientras trabajaba, según señaló ayer la consejera de Sanidad, Nekane Murga. La enfermera de 52 años que falleció la noche del miércoles al jueves en el hospital de Galdakao contrajo el Covid-19 mientras trataba a otra persona. Es el primer caso de este tipo en Euskal Herria.

La noticia impactó con fuerza por toda la crudeza que trae consigo. Los micrófonos en Madrid se los llevan los militares, pero al pie del cañón no hay uniformes de camuflaje, sino batas blancas y de otros colores. Ayer trabajadores de Osakidetza pidieron al ente público que les facilite algún tipo de alojamiento cercano a los hospitales, de modo que limiten el riesgo de contagiar a sus familias.

El nivel de estrés y ansiedad de este colectivo y el de sus allegados es comprensible. En la ciudad de Ningbo, en China, un estudio realizado con 822 sanitarios y sus familiares entre el 10 y el 20 de febrero señala que los índices de depresión y ansiedad se dispararon. La conclusión del trabajo es clara: «Las respuestas sicológicas al Covid-19 han sido dramáticas entre los familiares de los trabajadores sanitarios durante la fase de crecimiento del brote». «Nuestros hallazgos proporcionan evidencia sólida para prestar más atención al estado de salud mental de esta población vulnerable, pero a menudo invisible durante la epidemia», añaden.

La urgencia está en las UCIs, pero la salud mental cobrará importancia a medida que la pandemia siga su curso y el confinamiento se alargue. Italia sigue siendo un posible e indeseado espejo. Ayer, mientras el ejército evacuaba los ataúdes para los que no había ya sitio en Bergamo, el Gobierno anunció que las medidas de confinamiento y distanciamiento social no concluirán el 4 de abril.

En el Estado español, el director del Centro de Emergencias y Alertas Sanitarias, Fernando Simón, quiso dar ayer una nota positiva y confió en alcanzar el «pico máximo» de la epidemia «en muy pocos días». «No puede estar demasiado lejos», añadió, en una expresión que sonó más cercana al voluntarismo que a la evidencia científica. Aunque los casos confirmados no son del todo fiables para conocer la evolución de la pandemia –para ello se requieren tests masivos–, cabe recordar que Italia tardó nueve días en pasar de los 3.000 casos positivos a los 17.000. En el Estado español se ha tardado solo seis días en pasar de los 2.900 a los más de 17.000 que se reportaron ayer.

Por su parte, el Gobierno de Gasteiz emitió ayer por primera vez un boletín con información completa acerca de la crisis sanitaria en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Llega con la epidemia en plena expansión y después de que la consejera Murga, llamase «tiquismiquis» a los periodistas que reclamaban más datos, pero nunca es tarde para rectificar. A la espera de que en Nafarroa e Ipar Euskal Herria sigan la estela abierta por Lakua, ayer se pudo hacer por primera vez una radiografía más o menos completa de la CAV.

Así, por ejemplo, sabemos que, de los 50 fallecidos hasta las 20.00 del miércoles, 41 tenían más de 70 años (el 82%), mientras que solamente tres eran menores de 60. Como venían anunciando China e Italia –ayer este segundo país superó al primero en número de fallecimientos–, la letalidad del virus se dispara conforme se avanza en la edad. Toda precaución parece poca en estas franjas. Ayer mismo, sin ir más lejos, se supo de un nuevo foco en una residencia para personas mayores en Tolosa, algo que ya ocurrió también en Gasteiz.

Hospitales y test

Mientras la epidemia siga su expansión el colapso sanitario seguirá siendo una posibilidad, aunque, según las cifras aportadas ayer por Lakua, todavía hay cierto margen. Con todo, el crecimiento exponencial de casos puede complicar las cosas en cuestión de días. En el boletín remitido ayer se refirieron 224 ingresados en Txagorritxu, de los cuales 25 están en la UCI. Le siguen Galdakao, con 60 casos, Cruces con 54, y Basurto con 37. En Donostia hay 24, y en Eibar 16. En total son 455, de los cuales 44 están en la UCI. Con los 132 ingresados navarros, la cifra en Hego Euskal Herria se dispara ya a los 587, de los cuales 55 están en cuidados intensivos.

Un párrafo aparte merece una cifra que hasta ahora apenas se había ofrecido: en la CAV ha habido ya 42 altas hospitalarias.

Junto al estado de los hospitales, la gran tarea pendiente sigue siendo la de los test. En su boletín, Lakua ofreció los detalles pormenorizados de los realizados hasta ahora –pueden observar el gráfico al respecto–. Hasta el pasado sábado, con 630 casos acumulados, apenas se habían hecho poco más de 2.000 pruebas, pese a que la OMS venía recomendando desde días atrás que eran la clave para frenar la expansión. En los últimos cinco días se han hecho tantas pruebas como en el mes anterior, lo que indica un cambio en la política de Osakidetza. O en sus capacidades. Tampoco se ha acabado de explicar.

Sigue chocando, en cualquier caso, la política utilizada en Araba. El herrialde registraba a última hora del miércoles el 56% de todos los casos confirmados en la CAV, pero apenas ha acogido el 33% del total de pruebas realizadas. Dicho de otro modo, mientras en Gipuzkoa solo el 13% de las pruebas han dado positivo, en Araba lo ha hecho el 47%.

Si el objetivo de los test es conocer la cantidad de casos en circulación para aislarlos tan pronto como se pueda, queda por explicar por qué no se centraron los esfuerzos en Araba. Porque la dinámica ha sido parecida durante todo el último mes y medio. Hay jornadas como la del 5 de marzo en las que en Araba, con 20 casos confirmados, se hicieron 23 pruebas. En Bizkaia, con solo cinco casos, se hicieron 56; y en Gipuzkoa, con dos positivos, se realizaron 22 test.

En el gráfico contiguo se observa cómo el arreón de los últimos días ha situado a la CAV en los puestos delanteros en cuanto a test realizados. Cabe tener en cuenta, sin embargo, que la ratio de casos confirmados por cada millón de habitantes es también más elevada que en la mayoría de países. Proporcionalmente, Suecia, Dinamarca y Austria han hecho menos test, pero la ratio de positivos señala también que se han puesto manos a la obra con mucha mayor premura.

Los grandes ausentes en el gráfico, sin embargo, son los grandes estados europeos, que no parece que se hayan tomado hasta ahora muy en serio la insistencia de la OMS en que la identificación de los asintomáticos es clave para frenar la pandemia. Un estudio ha detectado que, con cada grado que sube la temperatura, la transmisión puede frenarse hasta un 3,8%, pero parece demasiado confiar en el calentamiento global para frenar el virus. El secretario general de la ONU, António Guterres, no parece estar por la labor: «Si se le deja avanzar, habrá millones de muertos».