Iñaki VIGOR

EL «GUERRERO DE SOALAR» ESPERA EN CORDOVILLA UNA UBICACIÓN ACORDE A SU RANGO

El menhir conocido como el “Guerrero de Soalar”, considerado una pieza megalítica de carácter único en Nafarroa, permanece en los depósitos que el Gobierno tiene en Cordovilla mientras espera que le encuentren un emplazamiento adecuado.

Con 4,35 metros de largo y 2.700 kilos de peso, el menhir de Soalar es un megalito único en Nafarroa, ya que posee grabados que lo identifican como un guerrero prehistórico. Este menhir permaneció una década en el Museo Etnográfico Jorge Oteiza, de Elizondo, pero hace dos años fue trasladado al Almacén de Arqueología del Gobierno porque estaba sufriendo un serio deterioro. Y allí sigue, esperando una ubicación acorde a su rango.

Soalar es un monte de Baztan que controla visualmente la mayor parte del valle desde sus 827 metros de altitud. En el año 1973, Frantzisko Ondarra localizó en su cima un gran menhir tumbado, junto a otras piezas megalíticas.

Años más tarde, los miembros del grupo Hilharriak descubrieron que este menhir había sido trasladado por un vecino de la zona a su caserío y le había colocado una canasta para poder jugar a baloncesto. Al realizar las fotografías, descubrieron que el menhir tenía unos curiosos grabados, que hasta entonces habían estado ocultos porque en su posición original estaban boca abajo.

Un estudio realizado en 2004 por varios especialistas (Mimi Bueno, Rosa Barroso y Rodrigo de Balbín) confirmó que este menhir representa a un guerrero ataviado con una túnica y un cinturón del que cuelga una alabarda. También tiene dos dagas y una especie de disco solar que fue interpretado como su escudo, y en su cara aparecía una especie de serpiente.

También comprobaron que el menhir estaba roto por uno de sus extremos, por lo que, en su origen, superaría esos 4,35 metros de longitud que tiene en la actualidad.

La rocambolesca historia del “Guerrero de Soalar” fue recogida por la prensa de la época, que destacó el hecho de ser un menhir único en Nafarroa, una especie de estatua prehistórica cuyo significado sería mostrar a posibles visitantes que esas tierras ya estaban ocupadas.

Su antigüedad se ha cifrado en 3.500-5.500 años, y es difícil precisar más su edad porque un menhir no se puede datar mediante carbono 14. Tampoco está claro si la alabarda que cuelga de su cintura es de sílex o de cobre, ya que este tipo de armas fueron construidas con ambos materiales.

En todo el norte de la Península Ibérica apenas hay media docena de menhires que poseen grabados similares, pero son bastante habituales en otros países del arco atlántico. De hecho, en los últimos 15-20 años están apareciendo numerosos grabados relacionados con el mundo megalítico, tanto en dólmenes como en menhires.

«En muchos casos esos grabados estaban muy desgastados, pero con las nuevas lecturas que se pueden hacer mediante las modernas tecnologías, se han incrementado muchísimo las evidencias de decoración en el mundo megalítico». Así lo explican Jesús Sesma y Jesús García, arqueólogos del Gobierno de Nafarroa que conocen bien la historia del “Guerrero de Soalar”.

Según recuerdan, este singular menhir estuvo expuesto durante una década en el Museo Etnográfico Jorge Oteiza, de Elizondo, pero en una visita que hicieron hace dos años comprobaron que estaba sufriendo un proceso de deterioro evidente, ya que presentaba escorrentías y se había llenado de coloraciones y manchas.

«No sabemos exactamente por qué se ha producido ese deterioro. La arenisca en que está hecho el menhir tiene componentes férricos, y empezó a tener exudaciones de manchas que parecían estar relacionadas con el óxido férrico. Pero cuando el menhir estaba en su lugar original, en posición horizontal, no las tenía. Nos da la impresión de que ese deterioro no fue tanto porque estuviera a la intemperie en el patio del Museo Etnográfico de Elizondo sino por ponerlo de pie», precisan ambos arqueólogos.

El menhir de Soalar fue trasladado al Almacén de Arqueología de Cordovilla, donde fue evaluado por las técnicas de restauración de la Sección de Registro, Bienes Muebles y Arqueología del Gobierno. Tras confirmar el deterioro de la pieza, aconsejaron que no siguiese a la intemperie.

Los arqueólogos plantearon al Ayuntamiento del Valle de Baztan que el “Guerrero de Soalar” estuviera en el zaguán de la Casa Consistorial, pero comprobaron que «no tenía mucho interés».

Fue entonces cuando el Museo de Navarra expresó su interés por acoger esta singular y especial pieza megalítica y colocarla frente al “Guerrero de Turbil”, una pieza de casi tres metros de altura y unos 2.200 años de antigüedad que fue hallada en un castro del término de Beire.

Sin embargo, el “Guerrero de Soalar” ya lleva dos años en el Almacén de Arqueología de Cordovilla, a la espera de que el Museo de Navarra decida si finalmente lo traslada y dónde lo instala. Esta piedra de arenisca todavía tiene los agujeros que le hicieron para colocar la canasta de baloncesto cuando fue trasladado de su posición original a un terreno particular próximo a Gartzain.

Tal como se hizo con el “Guerrero de Turbil”, los arqueólogos del Gobierno también plantearon hacer una réplica del “Guerrero de Soalar”, a tamaño natural, para que pudiese ser visitada en Baztan, pero el Ayuntamiento «no mostró interés» en ello. Así pues, este menhir, único en Nafarroa, ya lleva dos años esperando en el Almacén de Arqueología que alguien encuentre una ubicación acorde a su importancia.

Para poder visitarlo, hay que llamar a la Sección de Registro de Bienes Muebles y Arqueología y contactar con los arqueólogos del Gobierno, que son quienes realizan visitas guiadas gratuitas en el Almacén de Cordovilla. «Lo ideal es que se forme un grupo de ocho o diez personas, pero si no puede ser, que nos llame y se lo enseñamos», señalan Jesús Sesma y Jesús García.

Centro de interpretación

Por otro lado, llama la atención que en Nafarroa todavía no exista un centro de interpretación del megalitismo, teniendo en cuenta que están catalogados cientos y cientos de dólmenes, túmulos, menhires, crómlech, campos tumulares, túmulos de anillo y fondos de cabaña, y que este tema suscita interés en numerosas personas.

A este respecto, los arqueólogos del Gobierno navarro ya propusieron la pasada legislatura crear en Urbasa un centro de este tipo y unirlo al mundo pastoril y a los importantes recursos que tenía esta sierra en la Prehistoria, porque «Urbasa era una cantera de sílex que abasteció al Paleolítico desde Asturias hasta Dordoña».

Además, en esta sierra se encuentra el Palacio de Urbasa, que es propiedad del Gobierno navarro, actualmenete está abandonado y «se está cayendo a pedazos», según constatan ambos arqueólogos. A su juicio, tras una buena restauración este Palacio podría destinarse a usos relacionados con la difusión de los valores de este Parque Natural, tanto medioambientales como etnográficos y arqueológicos.

En la actualidad existe una “Ruta de los dólmenes” en Urbasa, pero está muy mal señalizada y muchos visitantes acaban desorientados o perdidos en su intento de conocer estas construcciones megalíticas.