Iñaki SOTO

«Kooperazioa ez da menpekotasuna»

La cooperación no es subordinación. La sentencia pertenece al lehendakari Iñigo Urkullu y la ha utilizado para reivindicarse delante de los poderes del Estado cuando estos le han pasado por encima en esta crisis. Se la dedicó por primera vez a Pedro Sánchez, pero la ha repetido en estas semanas. Hoy me toca reproducirla a mí. Y me toca decírsela precisamente a… Iñigo Urkullu.

El jueves, en su comparecencia telemática ante los representantes parlamentarios, Urkullu citó dos veces una reunión discreta que tuvo con directores y responsables de medios de comunicación vascos. Fue el día 10 de marzo en Lakua y la convocó él. Los lectores no han oído hablar de esa reunión, porque fue una reunión privada para informar sobre la crisis y las previsiones del Gobierno sobre el desarrollo de la misma. Además de Urkullu, estuvieron presentes la consejera de Sanidad, Nekane Murga, y el viceconsejero de Salud, Iñaki Berraondo. La reunión fue bastante exhaustiva, duró más de dos horas y hubo opción de preguntar. Veníamos de la penosa gestión del desastre de Zaldibar, y la reunión me pareció oportuna. Más aún teniendo en cuenta que el «clúster Txagorritxu» –así lo denominaron en la reunión– y el funeral de Haro ya habían estallado de manera «explosiva».

Sin embargo, salí de allí escandalizado y muy preocupado. Me pareció que el único de los ponentes que comprendía la dimensión de a qué nos enfrentábamos era Berraondo. Entendemos que ahora podemos decirlo, dado que unilateralmente y sin previo aviso el lehendakari Urkullu ha roto esa discreción.

El lehendakari nos utiliza como fuente de legitimación, sacando de contexto un punto de la reunión. Me parece triste y mal. Urkullu afirmó este jueves en la reunión con parlamentarios que preveían el pico para la primera quincena de abril, es decir, para ahora. Y que así nos lo hicieron saber a los medios el 10 de marzo. En mis notas aparecen abril, mayo y octubre como claves, pero es lo de menos.

Considerando que preveían el pico para estas fechas, le pregunté si seguía con su plan de celebrar las elecciones. No dudó ni un segundo, puso el ejemplo de Umbría y resumió las medidas sanitarias que iban a aplicar. Ese día, del ejemplo italiano tomó hacer elecciones, no las medidas más serias y urgentes. Según sus planes, hoy estaríamos votando. Me alegro de que le convencieran a tiempo. Hace tiempo que algunos de su entorno no le dicen nada, porque se enfada por todo.

En una crisis como esta, los medios somos servicio público y estamos obligados a cooperar con la Administración, a actuar con rigor y responsabilidad. Pero eso no nos obliga a callar ante mentiras como que el test se le hace a toda persona con síntomas, o a dejar de criticar la falta de transparencia y de liderazgo.