Cerca de mil elefantes amenazados por el hambre abandonaron las zonas turísticas de Tailandia, cerradas por la pandemia, para regresar a sus lugares de origen, y cientos más han emprendido el camino de retorno, en una ola migratoria sin precedentes. Explotados en parques de atracciones o en «santuarios» que suponen jugosos negocios –a costa de un adiestramiento brutal–, los 3.000 elefantes empleados en el turismo se quedaron «en paro» a mediados de marzo.

Fotografía: Lillian SUWANRUMPHA | AFP