B. Z.

La participación cae mucho más en los feudos de los partidos estatales

Además de la comparación con las elecciones de 2016, también resulta tentador contrastar los resultados del domingo pasado con los de las últimas elecciones estatales. Quizá nos parezca que fue hace mil años, pero apenas han pasado nueve meses desde el 10 de noviembre. Lo que hacen las pandemias.

Lo primero que llama la atención es la participación, que en la CAV se situó en el 68,9%, más de 18 puntos por encima del registro del pasado domingo. Hay muchos elementos que ayudan a explicar esta diferencia. El primero, indiscutible, es la fecha de las elecciones. No es lo mismo un mes de noviembre estándar que un mes de julio estival y en plena crisis sanitaria. Tampoco permite mucho debate la importancia que la opinión publicada otorgaba a cada cita. En 2019 el objetivo de buena parte del electorado vasco fue frenar el trifachito, había mucho en juego. En 2020 quizá también, pero las elecciones se presentaron como poco más que un paseo sin competencia para el PNV, lo que invita a la desmovilización.

Pero existe también otra realidad algo menos estudiada en el contexto vasco. Se trata del voto dual y la abstención diferencial. Con la primera expresión se hace referencia al voto de aquellos que en las elecciones a las Cortes optan por partidos de ámbito estatal y en las autonómicas se decantan por partidos de obediencia vasca. Un sufragio conservador que puede votar PP cuando mira a Madrid y PNV cuando toca pensar en Gasteiz. Lo mismo entre Podemos y EH Bildu.

Aunque no sea enorme, no hay duda de que este voto dual ha existido en las dos últimas elecciones –10N y 12J–. No es una opinión, sino simple matemática. Por ejemplo, en las mesas en las que el PSE obtuvo más apoyos el 10N, los partidos de obediencia española perdieron el domingo 1.382 votos. Pero la participación en esas mesas bajó 1.239 votos, lo que nos habla de más de un centenar que migraron a otros partidos.

En cualquier caso, lo que parece que en esta ocasión destaca es la abstención diferencial, aquella que hace que determinados grupos participen en unas elecciones y no en otras. Un vistazo a los feudos de cada partido –véase el gráfico– basta para observar que la abstención ha crecido sobre todo en aquellas secciones en las que dominan los partidos estatales. Esto mejora la representatividad de los partidos de obediencia vasca, pero no parece una gran noticia para nadie que una parte importante del electorado apenas otorgue valor a las elecciones a Gasteiz.