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DONOSTIA

Los restos del Gigante de Altzo se hallaban en el osario del cementerio

Los resto de Migel Joakin Eleizegi Ateaga, conocido popularmente como el Gigante de Altzo, han permanecido enterrados desde su muerte en 1861 en el cementerio de la iglesia de San Salvador en Altzo Azpi, según se desprende de los primeros datos de la investigación que realiza la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Hoy aportará más detalles.

Tras una semana de trabajo, el equipo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi que dirige el forense Paco Etxeberria ha dado con los restos de Migel Joakin Eleizegi Ateaga en el osario del diminuto cementerio de Altzo Azpi, donde se inició el miércoles pasado esa investigación.

Hoy se darán a conocer más detalles acerca del descubrimiento, que abre paso a la posibilidad de investigar más en profundidad a este peculiar personaje que se ha hecho un hueco en la historia y sobre el que corrieron leyendas acerca del paradero de sus restos.

Se da la circunstancia que los restos no se encontraban en una sepultura, sino en un osario ubicado en el propio cementerio de la iglesia de San Salvador de Altzo Azpi, tal como indicó a Euskadi Irratia Pilar Unsain, descendiente del Gigante de Altzo.

Con el hallazgo, se confirma que los restos del colosal personaje, fallecido en 1861, han estado 159 años en este lugar, tal y como se recogía en el acta de defunción que se conserva.

Antes de empezar la investigación, Aranzadi apuntaba a que «en los útimos años se ha hablado mucho sobre si los restos de Eleizegi Ateaga, se encuentran todavía depositados en el cementerio de Altzo Azpi después de casi 160 años, o si por el contrario, como afirman algunos rumores, sus restos fueron robados de allí con algún deshonesto fin».

Padecía la enfermedad de gigantismo por lo que llegó a medir 2,40 centímetros de alto y pesar 212 kilos. Esas dimensiones, convirtieron al altzotarra en un espectáculo de feria que recorrió varios países europeos y que llegó a ser presentado a la reina española Isabel II y a la británica Victoria.

Se ha dicho de él que tras morir el 20 de noviembre de 1861 a los 41 años su cuerpo fue vendido a un anatomista. Y otra de las leyendas, ahora desmentida por la investigación de Aranzadi, apuntaba a que sus restos fueron sustraídos de la sepultura.

Este personaje ha dado lugar a muchas historias e incluso a una película, ‘‘Handia’’ (2017), dirigida por Aitor Arregi y Jon Garaño, basada en la historia real.