Marcel PENA
BILBO
Elkarrizketa
LURDES LUKE
PRESIDENTA DE LA FEDERACIÓN BILBOKO KONPARTSAK

«Que no salga Mari Jaia es como que no venga Olentzero, una tristeza inmensa»

Lurdes Luke lleva toda su vida ligada a Aste Nagusia. Cuando era pequeña, esta olabeagatarra ya acompañaba a su madre a las primeras txosnas de la Coordinadora de Comparsas. Hoy día, Luke forma parte de la comparsa Satorrak y además, desde hace dos años, es también presidenta de Bilboko Konpartsak.

Como bilbaina ligada a las fiestas, ¿qué sintió al saber que no iba a haber Aste Nagusia?

Es una tristeza que no se puede describir con palabras. Mi madre fue comparsera desde el primer año, en 1978, y por tanto yo he andado por las txosnas desde pequeña. He vivido todas las Aste Nagusia, excepto en 1980, cuando se canceló, y en el 1983, año de las inundaciones, que pude estar muy poquito. En cuanto a este año, desde el principio era consciente de que no íbamos a celebrarla. Cuando se confirmó la suspensión de todas las fiestas fue horrible. Sobre todo, fue horrible ver la cara de mi hija de ocho años cuando lo escuchó en la televisión. Se le caían las lágrimas. Que no saliera Mari Jaia era como que no viniera el Olentzero. Una tristeza inmensa.

Por tanto, este año no será el primero que ha visto cómo se suspende Aste Nagusia.

Como he dicho, en 1980 tampoco hubo fiestas porque el alcalde Castañares quería volver al modelo antiguo, y la comparsas se revelaron. Yo, como niña, alucinaba con que no fuera a haber txosnas. Recuerdo que fui a las fiestas de Portugalete con mi madre y el resto de comparseros, pero no era lo mismo. Para una niña de Olabeaga, que es como un pueblo, bajar a Bilbo en Aste Nagusia era viajar a otro mundo, y no poder vivirlo me dio mucha rabia. Por suerte, aquel pulso al Ayuntamiento lo ganamos y pudimos volver a la Aste Nagusia que hoy conocemos.

Y de la Aste Nagusia de 1983, ¿qué recuerda?

Durante las inundaciones de 1983 vimos una gran muestra de la solidaridad comparsera. Cada uno aportaba lo que podía: ayuda, comida, herramientas... Mis hermanos, mayores que yo, acudieron a limpiar el Casco Viejo, mientras yo me quedaba en casa ayudando a mi madre a hacer la comida, para luego llevársela a ellos y al resto de gente. También recuerdo que en mi casa, en Olabeaga, se alojó mucha gente del Casco Viejo afectada por la riada. Había gente hasta en el pasillo. Entre comparseros, las puertas estaban abiertas.

La solidaridad y el auzolan son la gran base sobre la que descansa el modelo de Bilboko Konpartsak, ¿no?

Sí, así es. De hecho, hace unos años se publicó un estudio que decía que si el trabajo de los comparseros se cobrara, Aste Nagusia sería inviable. Lo enriquecedor de Bilboko Konpartsak es que nos reunimos gente muy diferente, de hasta 28 comparsas distintas, para trabajar a favor de lo mismo. Tenemos puntos en común, como son la lucha contra las agresiones machistas, el apoyo mutuo, y las fiestas autogestionadas. Por todo ello, el nuestro es un modelo único en el mundo.

Volviendo a su relación con Aste Nagusia, hay que decir que en 2002 fue nombrada txupinera. ¿Qué recuerdos guarda de aquel momento?

Salir al balcón del Arriaga es muy especial. Puedes ver a tu gente, a todo Bilbo esperando, porque saben que hasta que no dispares el cohete no saldrá Mari Jaia. Cuando por fin lo haces sientes una alegría inmensa. Estoy muy agradecida a Satorrak, mi comparsa, por haberme cedido ese honor a mí. Como bilbaina, ser txupinera es el mejor regalo que te puede hacer Bilbo.

Aste Nagusia es el resultado de un año entero de trabajo. ¿Qué relación se establece entre comparseros durante todo ese tiempo?

En la Jai Batzorde se crean muchos vínculos de amistad y de cariño. Algunos de mis compañeros ya eran amigos de mi madre cuando empezó Bilbo Konpartsak, hace más de 40 años. Además, hay otro aspecto muy curioso, y es que cuando ves a alguien con la camiseta de una comparsa, aunque no lo conozcas de nada, lo saludas.

¿Y con su propia comparsa?

Yo siempre digo que tengo dos familias: la de sangre y la de Satorrak, porque al final somos eso, una familia. Durante el confinamiento, cada vez que hacíamos una videollamada entre gente de la comparsa era un bomba de felicidad. Al final, en cada Aste Nagusia pasamos mucho tiempo juntos porque estamos todo el día en la txosna. El vínculo con la gente de la comparsa es muy especial.

Sobre la edición de este año, ¿cuál es la posición de Bilboko Konpartsak ante la suspensión?

La decisión final de la suspensión recaía sobre el alcalde, pero debería haber estado consensuada. En cambio, en ningún momento contó con la Comisión Mixta formada por Bilboko Konpartsak y los demás partidos. Esa actuación no nos gustó, porque Aste Nagusia no es del alcalde, sino de todo el pueblo de Bilbo.

¿Cómo afrontan el futuro del modelo festivo actual ante la crisis sanitaria?

Principalmente, dependemos de la evolución de la pandemia: si se acaba distribuyendo la vacuna, si conseguimos frenar el contagio... Mientras no sea así, debemos seguir pensando la manera de tener las mejores fiestas del mundo, aunque sea de otra forma. Aunque la pandemia nos deje en casa, vamos a luchar por los barrios y las fiestas populares. El objetivo de Bilboko Konpartsak siempre será construir una Aste Nagusia hecha por el pueblo, y para el pueblo.