Amaia U. LASAGABASTER
UEFA WOMEN’S CHAMPIONS LEAGUE

Un gran espectáculo para el que no se levantará el telón

Anoeta y San Mamés acogen desde hoy la «final a ocho» por la que ha optado la UEFA para completar la temporada 19/20 de la Liga de Campeones femenina, después de que la competición quedara suspendida en marzo por la pandemia. Una cita de lujo, a la que las incógnitas añaden emoción, y que la afición tendrá que seguir por televisión.

El campeón de la UWCL 2020 se decidirá en Euskal Herria. Los ocho mejores equipos del continente, o al menos los que consiguieron llegar a cuartos, arribaron el martes a tierras vascas para disputar la «final a ocho» por la que ha optado la UEFA para completar la actual edición de la Women’s Champions League, después de que la competición quedara suspendida en marzo por la pandemia.

Un gran espectáculo, con muchas de las mejores jugadoras del planeta peleando por el título más preciado de la temporada y al que las incógnitas por el parón y las incorporaciones añaden emoción... y que se desarrollará con el telón bajado. Porque lo que ya se temía en junio, cuando se anunció que la UEFA había aceptado la propuesta de la Federación Española para que Anoeta y San Mamés acogieran el desenlace del torneo, se ha confirmado: no habrá público en las gradas.

Así que la cita puede tener relevancia a nivel institucional –¿publicidad?, ¿hipotéticas candidaturas de futuro?, ¿intercambio de favores federativos?...– pero es bastante más complicado apreciar su trascendencia a nivel social. Más allá del orgullo patrio que pueda sentir cada uno o del autógrafo que consiga cazar a la puerta del algún hotel, que tampoco será fácil con las restricciones, pocas diferencias habrá respecto a otras temporadas para los aficionados, que tendrán que seguir los partidos por televisión –los emitirá Gol, que cuando haya coincidencia de horario los ofrecerá también por internet, así como la propia UEFA en su canal por streaming– y que ni siquiera pueden acudir a los entrenamientos que los equipos realizan en diferentes instalaciones deportivas de la geografía vasca.

Incógnitas

Al menos podrán disfrutar con una semana de fútbol que se presenta apasionante. Cita a ocho de los mejores equipos del mundo y además llega rodeada de incógnitas, lo que siempre dificulta los pronósticos y multiplica la emoción.

Interrogantes que proceden del propio formato –diez días para disputar cuartos, semifinales y final a partido único– de este «minitorneo», que además llega tras meses de anormalidad a todos los niveles, también competitiva, y no justo después de la conclusión de la mayoría de las Ligas del continente. Wolfsburgo y Bayern, por ejemplo, fueron los únicos cuartofinalistas que pudieron concluir su liga, tras haberse parado en marzo, aunque hace ya mes y medio que acabó. Los otros seis vieron sus competiciones definitivamente suspendidas, con diferentes fórmulas, aunque su regreso tampoco coincide en los tiempos: Glasgow City y Arsenal se preparan para iniciar la Liga dentro de dos semanas, Atlético y Barcelona también, pero aún no tienen ninguna seguridad de que vaya a ser así, y Olympique y Paris Saint Germain ya han disputado incluso sus primeros partidos oficiales postconfinamiento, con la final de Copa que se adjudicó hace diez días el equipo de Jean-Luc Vasseur en la tanda de penaltis.

Caras nuevas

Y a todo eso hay que añadirle el hecho de que los equipos que retoman hoy el torneo no son los mismos que completaron la ronda de octavos hace ya más de ocho meses. Sobre todo después de que la UEFA reculara, evitando grandes problemas a los clubes. Por ejemplo a un Atlético de Madrid que, de haberse mantenido el organizador del torneo en sus trece, impidiendo inscribir a jugadoras que no hubieran podido jugar en marzo –es decir, dejando fuera a los fichajes–, se habría quedado sin porteras, al marcharse tras acabar sus contratos en junio Lola Gallardo y Sari Van Veenendal. Finalmente, se admiten, aunque con algunas restricciones, seis fichajes por equipo.

Apenas hay cambios para el Barcelona, que mantiene el bloque y apenas se ha reforzado con jugadoras del filial, se les queda corta la media docena de nuevas fichas a Bayern o Atlético. Aunque en el caso de las colchoneras la llegada de muchas caras nuevas no ha evitado que llegue a su choque de cuartos contra el Barcelona bajo mínimos, hasta el punto de haber pedido el aplazamiento del partido, con cinco jugadoras en casa con coronavirus, Ludmila sancionada y la plantilla sin apenas días de entrenamientos conjuntos, precisamente por los positivos registrados.

Con las rojiblancas se estrenarán Lindahl, Guagni, Van Dongen o la recién llegada Moore. El Olympique, en el que finalmente siguen Marozsan y Bouhaddi y que además renovó a Bronze y Greenwod por dos meses para esta fase final, se reserva como es costumbre alguno de los bombazos y ha inscrito ya a Carpenter, Gunnarsdottir, Karchaoui o Jodie Taylor. Y cruza los dedos con Hegerberg. Dabritz y Bachmann estarán con el PSG; Maritz, Catley, Lydia Williams y Gut con el Arseal; Glas, Hegering, Assayi, Grohs, Zadrazil y Schuller con un Bayern superreforzado; Kiedrzynek, Hendrich, Oberdorf, Engen y Bremer con el Wolfsburgo y el Glasgow City se reserva una de las campanadas con Janine Van Wyk.

Bayern, aunque sus incorporaciones necesitan acoplarse, Wolfsburgo con una delantera que de auténtico escándalo, un Barcelona que mantiene su equipazo, y un Olympique que genera algunas dudas pero que, por historial y plantilla, siempre parte como favorito número uno, llegan a esta fase final, con permiso del Arsenal, como favoritos. Aunque el inédito desenlace del torneo se presenta más abierto que nunca.

 

Irene Paredes vuelve a casa para sacarse una espinita

Habrá una futbolista vasca mañana en Anoeta. Irene Paredes vuelve a casa con el brazalete de capitana del PSG para quitarse una espinita. Y celebrar, de paso, el tercer título de una carrera en la que de momento presume del título de Copa que conquistó ante el Olympique de Lyon, el verdugo habitual de las parisinas en todos los torneos en los que se encuentran, en 2018 y del de Liga que celebró en 2016 con el Athletic.

Precisamente un año después, para completar su primera temporada con el Paris Saint Germain, la defensa legazpiarra disputaba su primera y de momento única final de Champions. Ante el Olympique, cómo no, que por segunda edición consecutiva tuvo que tirar de la tanda de penaltis para hacerse con el título –como en la final de Copa que protagonizaron los dos equipos hace diez días–, tras saldar con los 120 minutos de juego con empate (0-0).

Un año después, el PSG ni siquiera participaba en el torneo tras haber acabado tercero en Liga y la temporada pasada caía en cuartos ante el Chelsea. Un listón que el equipo de Olivier Echouafni intentará superar mañana ante el Arsenal (20.00, Anoeta). Si lo logra, sólo le separará de la final Bayern o, sí, Olympique.A.U.L.