Mis jueces
Crecen las dudas: ¿ha habido golpe de Estado militar en Mali o no? Un coronel aparece con su boina y sus medallas firmando algo ante las cámaras y no sabemos dónde está el anterior presidente electo, ni siquiera qué piensa Francia, que tanto piensa y manda en África todavía, ni la UE, ni Urkullu. Es decir, los golpes militares, los de verdad, con uniformes, salidas de ministerios y palacio de gobierno, con movimientos armados en la calle no son buenos ni malos, depende de si nos interesa a nosotros o no para nuestros intereses estratégicos principalmente económicos. Hubo un cínico y cruel secretario de Estado norteamericano que hablaba con mucha propiedad de «nuestros hijos de puta», al referirse a dictadorzuelos o politicuchos que no tenían pedigrí democrático, pero servían a los intereses del Imperio.
En este camino hacia el derrumbe absoluto, deben existir «nuestros jueces» en cada partido. Sería bastante normal que como ciudadanos tuvieran su ideología, pero asistiendo cada día a los espectáculos que nos proporcionan estos mediocres políticos que nos desgobiernan, el saber que un juez, en cualquier jurisprudencia, puede parar un decreto para combatir el coronavirus en un lugar, contradiciendo a los considerandos de otro juez en otra punto del reino de España, con la aparente intención de crear más tensión política produce un asco bastante agrio. Sus sentencias pueden ser para desautorizar a la autoridad desnortada de esa Comunidad o para meterse con el gobierno central. O ambos objetivos.
Se trata de una excesiva judicialización de las medidas sanitarias en una escala de jurisprudencia aleatoria que provoca indefensión frente a quién atender en el conflicto, que provoca confusión, por lo que no es de extrañar que crezca la incertidumbre y hasta la mala leche general.
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