BEGOñA GARATE
Asociación Gipuzkoako Senideak

A la Diputación Foral de Gipuzkoa

Se nos pide paciencia. No nos queda. Ni a familiares ni a las personas que más afecta esta situación, nuestras madres, padres, abuelos y abuelas.

La primera ola vino sin avisar y la superamos –no todos– con resignación. No había otra: en casa sin salir. Empiezan las videollamadas.

En esta tercera ola y pasado un mes de la vacunación, ¿alguien puede entender que continúe el encierro en las residencias?

Prudencia, repiten una y otra vez, hay que ser precavidos. Actuar con cautela. Es por su bien. Perdonen, pero los que más les queremos y velamos por su salud somos nosotros, los y las familiares. Y en estos momentos las trabajadoras, que combina profesionalidad y abnegación admirables, son quienes les están atendiendo, cuidando y recibiendo sus quejas.

En las visitas vemos su tristeza, depresión, deterioro, ataques de ansiedad...«No te vayas por favor», dicen al despedirse. Esas escasa visitas de 20-30 minutos, dos veces por semana.

Mientras los titulares de prensa proclaman las bondades del sistema, las salidas terapéuticas, subida de ratios... la realidad es tozuda y nos enseña otra cosa.

Si la residencia no cuenta con «espacio seguro» a su alrededor, se quedan sin salir al exterior; si llueve, ¿a dónde vas? Alguien diseñó como «espacio seguro» un área inaccesible desde el exterior. ¡Que le den «cum laude» por favor!

Así que... Sres. Diputados: no nos pidan paciencia. Se nos agotó hace tiempo.