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ARGEL

El Hirak argelino vuelve a las calles en el segundo aniversario de la protesta

El Hirak volvió a llenar las calles de Argel y de otras ciudades del país en el aniversario de este movimiento de protesta al que no le bastan las elecciones e indultos anunciados por el presidente.

Miles de personas se manifestaron ayer en Argel y llevaron a cabo concentraciones en otras ciudades del país, por el segundo aniversario del Hirak, el movimiento popular que revive después de un año de interrupción por la crisis sanitaria.

Fue la mayor marcha en la capital desde que a mediados de marzo de 2020 se suspendieran las manifestaciones. «No hemos venido a celebrar sino a exigir su salida», corearon los manifestantes, refiriéndose al régimen al que se oponen desde hace dos años.

Gritos de «Estamos hartos de los generales» o «Estado civil y no militar» se mezclaban con pancartas en las que se podía leer «Queremos un Estado de derecho», «Que caiga la banda mafiosa» o «Ha llegado la hora fatídica».

A pesar de los controles policiales en varias carreteras que conducen a la capital y de un impresionante despliegue de gendarmes, policías, unidades antidisturbios y agentes de paisano de los servicios secretos, los manifestantes comenzaron a reunirse al mediodía hasta llegar a los grandes bulevares del centro, donde se sumaron manifestantes de diversos barrios y grupos de universitarios.

La Policía intentó impedirles avanzar hacia la Grande Poste, el emblemático lugar de encuentro del Hirak, y procedió a realizar detenciones.

También hubo marchas en Annaba, Orán, Bejaia, Setif, Bouira, Mostaganem, Constantine y Tizi Ouzou.

Lanzado el 22 de febrero de 2019, el Hirak empujó a Abdelaziz Bouteflika, en el poder durante dos décadas, a renunciar dos meses después, pero sigue exigiendo el desmantelamiento del sistema vigente, sinónimo de autoritarismo y corrupción.

Este aniversario llega unos días después de una serie de decisiones del presidente, Abdelmekod Tebboune, que intenta recuperar la iniciativa, tras una larga hospitalización en Alemania, ante una triple crisis: política, económica y sanitaria.

El jueves, Tebboune decretó el indulto a sesenta presos, en un gesto de apaciguamiento. Desde entonces, casi 40 presos han sido liberados, entre ellos el opositor Rachid Nekkaz y el periodista Khaled Drareni.

También procedió el domingo a una reorganización del Gobierno, esperada con impaciencia, pero sin cambios importantes. Además, disolvió la Asamblea Nacional, la Cámara Baja del Parlamento, abriendo el camino para elecciones legislativas anticipadas dentro de seis meses.

«La reorganización no me importa, son los mismos peones. Es lo mismo para el Parlamento, los nuevos van a trabajar como el régimen actual para sus propios intereses. (...) No para el pueblo», señaló el activista Zaki Hannache.