Del tren a Busan se pasa a un barco a ninguna parte
A Yeon Sang-ho ya le habíamos colocado en la lista de los grandes nombres del cine coreano de género, pero tal vez haya que esperar un poco más para comprobar si realmente es tan top como parecía. Con su impactante “Train to Busan” (2016) se ganó la admiración de la comunidad fantástica y de la cinefilia en general, triunfando en el festival de Sitges, donde obtuvo los premios a Mejor Dirección y Mejores Efectos Especiales. En cambio, “Península” (2020) ha causado bastante decepción entre quienes esperaban que la creación mantuviese su originalidad y fuerza visual. Por no querer repetirse ha hecho algo en otra dirección, y lo que le ha salido es una continuación, efectivamente diferente, pero sin duda inferior.
Lo que se ha perdido por el camino es el contundente realismo de la película madre, así como su opresiva y tensa ambientación en el interior de un tren de alta velocidad. Había conseguido lo más difícil, dando una nueva vuelta de tuerca al terror zombi, que ahora se dispersa en medio de una puesta en escena apocalíptica al estilo de la franquicia “Mad Max”. La acción avanza cuatro años hacia el futuro, con el ejército dispuesto a imponer su fuerza frente a masas zombificadas, lo que provoca que se note más el uso del diseño por ordenador como en los videojuegos.

«Sartutako zuhaitzek milaka urte iraun dezakeen basoa sortu dezakete»

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