Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Barbie: Big City, Big Dreams»

La muñeca de Malibú conoce a la de Brooklyn

La discusión sociológica que siempre ha envuelto a la polémica muñeca Barbie, sobre todo en cuestiones de raza y de género, se encuentra en su punto más candente con el anuncio del proyecto de la cineasta independiente Greta Gerwig, que será en imagen real y con la actriz australiana Margot Robbie como protagonista. El lío viene de que esta ficción resucita el mito de que el modelo Malibú de este famoso icono del juguete se inspiró en la actriz trágicamente asesinada Sharon Tate, más concretamente en su caracterización con bronceado y bikini de la comedia playera del gran director de la Eagle británica Alexander MacKendrick, “No hagan olas” (1967). La réplica fue lanzada al mercado por Mattel cuatro años después, y por entonces su diseñadora de ropa era Carol Spencer, aunque la creadora original de los vestidos en 1959 fue Charlotte Johnson, siguiendo directrices de la fundacional Ruth Handler, que según cuentan las crónicas copió una muñeca alemana para adultos llamada Bild Lili, germen de todo el posterior conflicto entre sexualidad y educación infantil.

El modelo Brooklyn arrastra por su lado tanta o más controversia, ya que en el siglo pasado nunca convencieron a la comunidad afroamericana las intentonas por hacer una muñeca de raza negra. Fue Stacey McBride-Irby, una madre cansada de que sus hijas jugasen con muñecas negras que no se parecían a ellas, la que en el 2009 introdujo rasgos faciales y físicos más realistas. Más recientemente, la diseñadora Shiona Turini es la que ha acabado de darle un parecido a las cantantes de R&B que admiran las adolescentes.

“Big City, Big Dreams” (2021) podría ser una más de las 39 películas que lleva producidas Mattel Televisión sobre esta adicta al rosa chillón, pero pasará a la historia por ser la primera en la que se da el encuentro interracial entre Barbie Malibú y Barbie Brooklyn, quienes comparten el mismo nombre de Barbie Roberts y la pasión musical.