Amaia EREÑAGA
BILBO

Reescribir el arte con los nombres de las grandes olvidadas

Año 1968. En la fotografía de la revista “Life”, Lynda Benglis está de espaldas y esparce látex líquido coloreado por el suelo. Es uno de sus célebres «cuadros caídos», donde denuncia el destino de las «mujeres caídas». Las mujeres victorianas, las oprimidas, las olvidadas. La propia Lynda Benglis forma parte de la lista de más de un centenar de artistas reunidas por el Pompidou de París y el Guggenheim de Bilbo para reescribir la historia con nombre de mujer.

En 1936, Alfred H. Barr Jr., fundador y director del Museo de Arte Moderno de Nueva York, se planteó trazar la evolución de las corrientes artísticas de la primera mitad del siglo XX; una clasificación, en forma de diagrama, que aparecía en la cubierta del catálogo de la exposición “Cubism and Abstract Art”. Aquella exposición y aquellos gráficos –árboles genealógicos, mapas... una locura– dejaron sentado lo que hasta ahora hemos entendido como la historia de la vanguardia y de la abstracción, con sus hitos, sus grupos y sus nombres principales... Todos los nombres de artistas, excepto tres, eran hombres, claro.

Estaba Robert Delaunay, no Sonia Delaunay; el fotógrafo Alfred Stieglitz, pero no Georgia O’Keeffe. Picasso, pero no Dora Maar. Eso es lo que pretende solucionar “Mujeres de la abstracción”, la exposición que inaugurará el día 24 el Guggenheim de Bilbo, y que llega procedente del Centro Pompidou de París, donde se ha podido ver hasta agosto. A través de la obra de más de un centenar de artistas, invisibilizadas la mayoría hasta hace pocos años, la muestra comisariada por Christine Macel, con Karolina Lewandowska en el apartado fotográfico, plantea reescribir la historia del arte reconociendo la contribución de las mujeres artistas al arte abstracto a través de más de 106 nombres –han incluido a dos artistas radicadas en Euskal Herria– y de 500 obras que transitan de 1860 a 1980.

«Hasta el periodo feminista de los años 70 –explicaba Macel a “Le Monde”–, la historia del arte escrita principalmente por hombres privilegiaba en sus relatos a los artistas masculinos. Hoy en día, está claro que el arte no tiene género –aunque los artistas sí lo tengan–, la historiografía ha entrado en una nueva era; especialmente en la última década están siendo reconsideradas, reestudiadas y reexhibidas». Lo curioso es que esta muestra coincide en el tiempo con la dedicada a otra mujer, ignorada durante décadas y ahora aclamada: Alice Neel (1900-1984), una artista que optó por la pintura figurativa mientras el expresionismo abstracto se convertía en el arte nacional de Estados Unidos, y por retratar a la gente de la calle. Era comunista.

Con nombre propio

Georgiana Houghton (1814-1884), artista británica nacida en Canarias. Desconocida, ninguneada, y posiblemente una pionera de la abstracción, al adelantarse un siglo. Houghton era espiritista; es decir, que pintaba sus lienzos en trance. Sus primeras obras recreaban formas vagamente orgánicas, pero cuando empezó a utilizar la acuarela, sus trazos se volvieron totalmente abstractos.

Hilma Af Klint (1862-1944), sueca, y esta sí reconocida pionera del arte abstracto. Kandinsky proclamaba haber creado la primera expresión artística de vanguardia en 1911 y, sin embargo, como argumenta la crítica de arte del Julia Voss en el documental “Más allá de lo visible”, Hilma Af Klint fue cinco años por delante, al datar su primer cuadro en 1906. La propia Klint fue consciente del carácter rupturista de su obra y rara vez la expuso en vida, incluso llegó a vaticinar que el público y la crítica solo estarían listos para contemplar sus cuadros pasados, al menos, veinte años después de su muerte. Y tenía razón: la primera gran exposición en EEUU de su obra fue en 2018.

De origen ruso, Sonia Delaunay (1885-1979) fue una figura clave de la primera vanguardia parisiense. Pintó cuadros, diseñó tejidos, ropas y escenografías teatrales, modeló y decoró objetos de uso cotidiano, abrió varias tiendas en las que vendía sus creaciones, y sus producciones en serie fueron distribuidas internacionalmente. Junto con su marido, Robert Delaunay, formó uno de los tándems artísticos más sólidos del siglo XX. Pero mientras que él se dedicó en exclusiva a la pintura, ella se centró en las artes aplicadas, que son consideradas “menores”. En 1964, fue la primera mujer a la que se le dedicó una exposición en el Louvre.

Fahrelnissa Zeid (1901-1991), artista de origen turco y de vida novelesca forjó su estilo personal influenciada por todos los países que visitó, un abstracto caleidoscópico. Fue de las primeras mujeres en acudir a la Academia de Bellas Artes en Estambul. Fue una pintora al margen de cualquier clasificación.

Aurèlia Muñoz (Barcelona, 1926-2011) investigó profundamente su espacio interior a través de técnicas artesanales con textiles y papel. Sus trabajos son originales, vanguardistas, táctiles. Investigó y reinterpretó desde técnicas artesanales, elevando el macramé, el patchwork, los tapices e, incluso, el origami japonés a una forma de arte vanguardista y abstracto.

Judy Chicago (1939, Chicago), es una prolífica artista, autora y maestra, una fuerza pionera en el arte feminista durante más de cuatro décadas... y la lista de artistas invisibilizadas, ninguneadas, borradas de los libros de historia sigue y sigue.

«Emakumea zarelako dela onartzea kosta egiten zaizu»

Esther Ferrer (1937, Donostia) eta Elena Asins (1940, Madril - 2015, Azpirotz) “outsiderrak” izan dira. Artearen abangoardiaren lehen mailan, baina bakarkako lubakietan. “Vanity Fair” aldizkarian egin berri dioten elkarrizketan, argi mintzatu da Esther Ferrer artearen munduan dagoen matxismoaz: «Ez dut ulertzen, emakumea izanik, nola ez izan feminista. Are gehiago, artea bezalako bide zail bat aukeratzen baduzu. Nik nire bidean aurrera egin behar nuen, eta, Machadok dioen bezala, ibilian bidea egin. Egunero. Hasieran kosta egiten zaizu onartzea egoera hori emakumea zarelako dela. Pentsatu nahi duzu ergela zarelako, itsusia zarelako edo gaizki egin duzulako gertatzen ari dela, baina gero konturatuko zara ezetz, emakumea zarelako dela. Izan ere, emakumea zarenez, gizarte honetako kanon batzuei erantzun behar diezu, eta hortik kanpo bazaude, larrutik ordainduko duzu. Eta, noski, horren kontra altxatuko zara. Gizonek ere ulertu beharko lukete, baina, oro har, beste alde batera begiratzen dute». Ferrerren performanceek mota guztietako onespenak jaso dituzte, zorionez. Eta Asinsen lanak Madrilgo Sofia Erregina Museoan daude, hil zenean dohaintzan utzita. Orain urtebete, erakusketa handi bat eskaini zioten. Noizko hurrengoa? A.E.