Koldo LANDALUZE
DONOSTIA

Se apagó la luz multicolor e irreductible de Txema Areizaga

Txema Areizaga falleció ayer. Este profesional donostiarra participó en la creación y consolidación del cine vasco. Fue mucho más que un cotizado jefe de eléctricos, fue un pionero y visionario que hace 28 años creó la compañía Argilun.

El fallecimiento ayer de Txema Areizaga corrió como un reguero de pólvora entre toda la comunidad del cine vasco.

Más allá de su gran prestigio profesional, siempre ligado a la jefatura de eléctricos, su nombre es toda una institución no solo para las productoras, cineastas y guionistas, sino para quienes se mueven y trabajan detrás de las cámaras –allí donde las tramoyas y focos también dotan de sentido a lo que se está filmando–, una troupe de profesionales que ha quedado conmocionada con la muerte de alquien que es toda una leyenda del cine vasco porque lo ayudó a crecer y lo mimó hasta ayudar a convertirlo en lo que es hoy en día.

El pasado sábado finalizó el rodaje del último filme en que el donostiarra ejerció como jefe de eléctricos, “Irati”. Finalizada su labor, recogió el material y mientras lo descargaba en su almacén, un paro cardíaco lo desenchufó de su corazón.

Visiblemente emocionados, diferentes profesionales de la industria cinematográfica coincidieron en señalar a GARA que Txema Areizaga no solo era una fiera en su profesión, a la que amaba con locura, sino que era tremendamente generoso y solidario porque en los tiempos en que el cine vasco era una constante incertidumbre, él se encargó de ayudar al resto de compañeros desde su posición de cotizado profesional.

Pionero y leyenda

Desde que inició su carrera como eléctrico en “Ke arteko egunak” de Antxon Ezeiza en 1989, su implicación con el cine vasco fue total. Ejemplo de ello fue la creación de su propia empresa, Argilun, la cual nació hace 28 años y ha sido partícipe en más de 200 proyectos de televisión, publicidad y largometrajes como, entre otros, “Amama”, “Loreak”, “Handia”, “Oreina”, “Ocho apellidos vascos”, “El hijo del acordeonista”, “70 binladens” y la ya mencionada “Irati”.

Ofertas tentadoras

Durante la gran irrupción de las plataformas, que conllevó una aceleración en la maquinaria de las producciones, Areizaga y su empresa Argilun fue tentada por gigantes como Mediapro y Globomedia.

Lejos de aceptar las millonarias cifras que le fueron ofrecidas, Areizaga se atrincheró en su idea inicial de seguir vinculado a lo que representa el cine vasco porque siempre creyó factible la loca idea de una Industria propia y fiel a nuestra propia idiosincracia.