Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Ámame»

George Michael desnudado por Leonardo Sbaraglia

El saxo que introduce la instrumentación melancólica y tristona de la balada de George Michael “Careless Whisper”, define el tono amargo que envuelve la desnudez del personaje de Leonardo Sbaraglia al borde de la piscina. Esta oda de desamor gay podía servir de fondo a un culebrón al estilo de “Los ricos también lloran”, pero el argentino Leonardo Brzezicki la reivindica en su segundo largometraje para el cine de autor. Ya en su ópera prima “Noche” (2013), sobre un grupo de colegas que se reúnen en una casona de Entre Ríos para despedir al amigo suicidado, se observaba su querencia por los tópicos autorales, aunque todavía no le dan para jugar en la liga del fatalismo de un Haneke. Los suyos son personajes que han nacido para sufrir en la pantalla, y que vistos en la vida real se diría que son felices o lo parecen, por ser guapos, con dinero y triunfadores profesionalmente. Sin embargo, “Ámame” (2021) quiere descubrir el reverso oscuro de gente que en el fondo, y sin saber muy bien la verdadera razón, se sienten mal a pesar de su prospera imagen pública.

Todos los premios que pueda ganar la película, a partir de la Biznaga de Plata al Mejor Actor conseguida por Leonardo Sbaraglia en el festival de Málaga, van a ser para él y sólo para él. Porque “Errante corazón” (2021), que es como se titula en Argentina, está planteada para su exclusivo lucimiento, a sabiendas de la experiencia que ya acumula en roles homosexuales. Y el que aquí asume es muy difícil de resolver como lo hace, debido a que el director no ha querido aportar información acerca de los motivos ocultos de la infelicidad del protagonista.

La descripción de su vacío existencial y de su particular descenso a los infiernos es más bien externa, en tanto en cuanto es seguido en su errático recorrido por una vida que no termina de satisfacerle o llenarle al frente de un restaurante de lujo, perdido entre orgías sexuales y fiestas decadentes en Río.