EDITORIALA
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La prevención como guía en la regulación del juego

El Parlamento de Nafarroa tramita esta legislatura una modificación de la Ley de Juego de desenlace incierto. La iniciativa llegó a los parlamentarios gracias en buena medida al impulso de asociaciones vecinales preocupadas por el aumento de salones de juego y máquinas de apuestas en los bares, así como al trabajo de las asociaciones de ayuda y prevención de la ludopatía, que acreditan los peligros de la proliferación de terminales de apuestas.

La modificación, sin embargo, llega renqueando, porque PSN y Geroa Bai han optado por prescindir de sus socios a la izquierda y buscar la aprobación con el apoyo de Na+, que últimamente observa con gusto cómo el desgaste del actual Gobierno le devuelve una centralidad cada vez mayor. Pero este es otro asunto. La razón por la que se han desmarcado EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra es que la modificación se niega a sacar las máquinas de apuestas de los bares, algo que sí se ha legislado en otras comunidades autónomas y en numerosos países europeos.

Puede alegarse que es posible el juego responsable y, en efecto, así lo es; también habrá quien apele a la tradición y a cierta idiosincrasia para defender las apuestas, aunque aquí puede haber, desde luego, más discusión. Los parlamentarios que han seguido la ponencia, sin embargo, difícilmente pueden negar los peligros del juego, en especial los riesgos de las máquinas de apuestas deportivas en bares como iniciación temprana al juego. Durante un año escucharon a especialistas en la materia recordar, por ejemplo, que cuanto más jóvenes empiezan, más posibilidades hay de que tengan problemas de ludopatía; o que mezclar alcohol fuerte y apuestas no es la mejor de las ideas. De hecho, por eso van a prohibir el alcohol de alta graduación en las salas de juego. Mantener las máquinas de apuestas en los bares no parece, por tanto, lo más congruente. No se trata de prohibir el juego, sino de regularlo desde un enfoque en el que prime la prevención.