Los «cebaditas» dejan tres heridos por asta y mucho susto en el encierro más vibrante
El encaste de Cebada Gago confirmó lo espabilados que son sus bureles. Los toros buscaron a los corredores lanzando derrotes desde Santo Domingo. La manada se partió pronto además, lo que dio pie a muy buenas carreras y, conforme se acercaron a la plaza, también a pavorosos sustos y -para lo visto- pocas cornadas.

El hierro gaditano, que debutó en las calles de Iruñea en 1985, llegó con fama de ser una de las más peligrosas, y ayer cumplió con lo esperado desde que se abrieron las puertas de Santo Domingo. Alguien con cabeza decidió que el encaste de los herederos de Cebada Gago era demasiado peligroso para los días con masificación de corredores.
Los morlacos astifinos, parecían agujas lo que les brotaba de la testa, tomaron la delantera a los cabestros desde las primeras zancadas, abriendo camino a toda velocidad. El astado negro que encabezaba el pelotón resbaló después en la curva de Mercaderes, desliz que aprovechó uno de sus compañeros, castaño, para tomarle el relevo.
La tensión eclosionó en la bajada hacia el callejón, cuando un burel zahíno se giró en contra del sentido de la carrera. Numerosos corredores se lo encontraron de frente, llegando incluso a salir volteados por encima para esquivar sus pitones. Suerte que un cabestro llegó enseguida por detrás y lo enderezó muy aprisa, pues de otro modo, aquella situación apuntaba a carnicería.
Otro de los toros que bajaba también cayó, lo que provocó un pequeño montón en esa misma zona de la carrera.
Ya dentro de la plaza, un animal se cebó con dos mozos que estaban junto a la barrera, zarandeando a uno de ellos en repetidas ocasiones, hasta que consiguió saltar al otro lado y, con su asta derecha, atravesando por completo el gemelo del otro.
La carrera se alargó 3,12 minutos porque uno de los astados se quedó descolgado en la Estafeta.
El balance ofrecido por la Cruz Roja fue de seis heridos con necesidad de traslado hospitalario, tres de ellos con herida por asta de toro, uno en Telefónica y dos en la plaza. Los otros tres presentaban contusiones con deformidad, que apuntaban a fracturas.
El primero es un valenciano de 29 años que sufrió un puntazo en una rodilla.
Los otros dos corneados se atendieron en la plaza. Uno de ellos presentaba afectación inguinal sin compromiso en la zona vasculonerviosa y un puntazo a nivel del húmero. A este se sumó el del australiano, con una herida que le atravesaba la pierna. Ambos fueron operados en las instalaciones del coso iruindarra, antes de ser trasladados a un centro médico. Los tres se encuentran estables.
De los otros tres, uno es un navarro que sufrió un traumatismo craneoencefálico de pronóstico leve, que fue trasladado desde Espoz y Mina. Otro un madrileño con un traumatismo maxilocraneal y una contusión en la extremidad inferior, que fue conducido desde la Bajada de Javier. Y el último un hombre de Albacete con traumatismo en una rodilla y una luxación en la rótula, trasladado desde Telefónica.

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