Israel allanó y clausuró ayer las sedes en Ramallah de Addameer, grupo palestino de defensa de los derechos de los presos, y de las otras seis ONG palestinas que trabajan en el ámbito de los derechos humanos y a las que el Estado sionista declaró «terroristas», un paso más en su estrategia para acallar y amedrentar a la sociedad civil. Junto a Addameer, fueron clausuradas las oficinas de Al-Haq, el Centro Bisan, Defensa de los Niños, la Unión de Comités de Trabajo Agrícola, la Unión de Comités de Mujeres Palestinas y los Comités de Trabajo Sanitario.

El Ejército israelí destrozó las puertas de las sedes, se llevó material y dejó una orden militar que las declara «ilegales» y alega «razones de seguridad» y de «combate de las infraestructuras del terrorismo». Las ONG denunciaron un ataque al trabajo en defensa de los derechos humanos.

Israel está inmersa en la criminalización de los grupos palestinos que trabajan en defensa de los derechos humanos con el argumento de vincularlos al «terrorismo» y ahogar la solidaridad con el pueblo palestino. Les acusa de actuar como brazo del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), lo que las ONG palestinas niegan.

La Autoridad Palestina condenó el operativo y exigió una reacción urgente de la comunidad internacional.

Otro joven palestino muerto

La misma madrugada, el Ejército israelí mató al joven palestino Waseem Nasr Abu Khalifa, de 18 años, residente en el campo de refugiados de Balata, en Nablús, en una operación para proteger una peregrinación judía que dejó 31 civiles heridos.