EDITORIALA

Sin plan para afrontar la emergencia climática

Cada vez más a menudo el tiempo se mueve de un extremo a otro: del frío extremo a las olas de calor, de la sequía y las restricciones en el consumo de agua a las lluvias torrenciales. Incluso en un país tan pequeño como Euskal Herria, mientras el norte observa con preocupación las alertas por lluvias y tormentas, en el sur se mantiene el riesgo extremo de incendios; enormes variaciones meteorológicas en el espacio y en el tiempo. Este año, además, las temperaturas inusualmente altas han provocado que la vendimia se haya adelantado tanto que ya se considera la más temprana de la historia.

En este contexto ya nadie discute que el cambio climático es una realidad fruto de la actividad humana. A partir de ahí las posiciones divergen entre los que consideran que ya nada se puede hacer y que, por tanto, no merece la pena preocuparse, y aquellos que todavía creen que la situación puede encauzarse. Entre estos últimos, la corriente mayoritaria apuesta por las políticas verdes, por la producción cero emisiones, la transición hacia otros modelos energéticos, etc. De alguna forma tratan de que la economía no se resienta demasiado con el cambio, por esa razón continúan apostando por el crecimiento. El apellido es «sostenible» pero han entendido que hará falta mucha más energía y ya miran descaradamente a la energía nuclear, como ayer pusieron de manifiesto el entrevistado y el coro de tertulianos que participaron en un programa de la radio pública vasca, sin la presencia de ninguna voz crítica. La corriente minoritaria, por otro lado, apunta que el único modo de controlar el cambio climático pasa necesariamente por superar el capitalismo, lo que significa entre otras cosas, reducir producciones y consumos superfluos, algo que genera enormes resistencias.

Mientras la búsqueda de nuevas fuentes de energía limpia para que la economía crezca no cesa, la Unión Europea ha lanzado un plan de ahorro de energía, pero no para hacer frente al cambio climático -algo que ni siquiera menciona-, sino a las consecuencias de las sanciones a Rusia. Todo un ejemplo de compromiso frente a la emergencia climática.