El colegio Irandatz aplica medidas contra la precariedad menstrual
El Departamento de Pirineos Atlánticos decidió hace un año activar un programa destinado a combatir uno de los rostros menos conocidos de la precariedad social. Tres colegios vascos, entre ellos el de Irandatz, en Hendaia, aplican medidas contra la precariedad menstrual.

Con un presupuesto global de 16.000 euros, el programa contra la precariedad menstrual se ha puesto en marcha de forma experimental en tres colegios vascos y otros tantos bearneses. Esa inversión se ha destinado, por una parte, a colocar distribuidores y dotar de un stock suficiente de productos higiénicos a los centros, y por otra, a ofertar una bolsa en la que, además de tampones o compresas «bio», se incluye un folleto explicativo.
La iniciativa, según explicó ayer Isabelle Lahore, vicepresidenta departamental al frente de la delegación educativa, tiene una doble función, ya que aporta una solución concreta y al tiempo permite abordar el debate de la menstruación.
Además de Irandatz, la experiencia piloto se ha desplegado en otros dos centros educativos labortanos, se trata de los colegios Albert Camus (Baiona) y Jean Rostand (Biarritz), aunque la idea es extender el dispositivo a otros colegios como el de Donapaleu.
Un espacio seguro.
La experiencia llevada a cabo en Irandatz ha dejado ya algunas enseñanzas. Ha permitido comprobar así que, frente a la opción de colocar máquinas expendedoras en patios o aseos, resulta más recomendable optar por salas comunes interiores, que ofrecen un espacio más seguro. En el caso de Irandatz, una persona de confianza se encarga de supervisar el servicio. Esa función la asume la responsable de enfermería, Gretell Richy, que imparte además los cursos de educación sexual en el centro.
La experiencia arrancó en el colegio hendaiarra en mayo pasado y debería alargarse al menos dos años. Globalmente, el dispositivo ha tenido una buena acogida y ha servido para que se pueda abordar con el alumnado, de forma más natural, la cuestión de las reglas.
«Incluso algunos chicos han empezado a interesarse por el tema y, en mi caso, he podido hablar con mi padre del programa», atestigua Ainhoa, una alumna del colegio hendaiarra, antes de poner el dedo en la llaga y añadir: «Las mujeres dan la vida y debería ser normal que estos productos fueran gratis».
Según un estudio a escala hexagonal, en los 38 años de media en que tiene sus reglas, una mujer desembolsa entre 1.100 y 2.000 euros en la compra de productos higiénicos.

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