GARA
PARIS

«Parar el país», algo más que un eslogan

100.000 personas se movilizaron, según fuentes sindicales, en Toulouse (Tolosa).
100.000 personas se movilizaron, según fuentes sindicales, en Toulouse (Tolosa). (Charly TRIBALLEAU | AFP)

La perseverancia está marcando la línea de actuación adoptada por los sindicatos franceses a la hora de plantar cara a la Reforma del Sistema de Pensiones. La de ayer fue la cuarta jornada de movilización. La primera en fin de semana. Y el pulso lo volvieron a aguantar los convocantes, por más que el Gobierno tratara de fijar la idea, con cifra incluida, de que cada vez son menos los dispuestos a enfundarse gorros y guantes para marchar por las calles.

Desde el Ministerio de Interior se recurrió a la contabilidad preventiva. Y se avanzó la previsión de 800.000 manifestantes. Los cortejos que se celebraron en horario matinal en muchas ciudades, ya daban a entender que sería difícil «vender» un estancamiento de las protestas.

En localidades como Périgueux, Tarbes, Roanne, Angoulême, Pau, pero también en urbes como Toulouse, el movimiento de defensa de las pensiones ofrece imágenes que no distan demasiado de las marchas de 1995, aquellas que obligaron al entonces primer ministro Alain Juppé a meter en el cajón su reforma.

50% de vuelos en Orly

La sorpresa de la jornada saltó en el aeropuerto parisino de Orly donde se debieron de suspender el 50% de los vuelos previstos, según la dirección, por la decisión de ir a la huelga adoptada sin previo aviso por un número importante de controladores. Ello pese a que la de ayer era una jornada de movilización, sin llamamiento a paros en el transporte de pasajeros.

La noticia se solapó con la confirmación por los sindicatos representados en la compañía de transporte urbano de París (RATP) de que los trabajadores irán a la huelga el 7 de marzo, si para entonces el Gobierno no da un paso atrás en sus planes de «imponer una reforma que rechaza el 70% de los ciudadanos».

Esa huelga, a la que apelan de manera conjunta las centrales CGT, FO, UNSA y CFE-CGC, puede marcar una nueva dinámica, ya que no se descarta que los paros den paso a una huelga indefinida.

La intersindical, dentro de la cual el sindicato reformista, CFDT, y la más activa CGT, mantienen una entente sin fisuras aparentes, avalaba ayer ese avance paulatino hacia un «ciclo más exigente».

El líder de la primera central, Laurent Berger, que en las últimas fechas ha advertido a Emmanuel Macron de las consecuencias de «no escuchar la voz de la sociedad», ya no hacía ascos a asumir ese reto de «parar el país» a partir del próximo 7 de marzo.

Sin declararse partidario de una huelga indefinida, Berger acotaba que «si tienen voluntad, el Gobierno y el Parlamento tienen tiempo para reaccionar».

A su lado en la manifestación que se celebró ayer tarde en París, y en la que los sindicatos contaron 500.000 manifestantes, el líder de la CGT, Philippe Martinez, sentenciaba que «la pelota está en el tejado del Gobierno».