Raimundo FITERO
DE REOJO

Vulnerabilidad cibernética

Es una de esas realidades que cuajan un poco el plasma sanguíneo que todo un hospital de primer rango deba alterar su funcionamiento debido a un ataque cibernético. Nos sueltan noticias de esta índole de manera controlada para que no cunda el pánico. Existen piratas cibernéticos, delincuentes digitales, organizaciones dedicadas al hackeo y la extorsión. Todo ello en el plano individual, da repelús, pero cuando se demuestra que puede intervenir en el funcionamiento de aeropuertos, distribuidores de gasolina, hospitales u otras entidades de uso público, el asunto adquiere un valor diferente, la alarma social puede ampliarse hasta llegar a un colapso.

Si somos tan vulnerables, ¿quién nos garantiza la seguridad? ¿existen realmente cortafuegos, filtros, seguridad total o todo se mueve dentro de una circunstancia aleatoria? Que unos profesionales dotados de herramientas de alta definición puedan colapsar un hospital, solamente se entiende como acción de sabotaje político o de extorsión. ¿Se soluciona pagando o existen recursos técnicos para reiniciar todo el sistema alterado?

No deja de sorprender que se tenga identificado al grupo criminal que ha atacado al Hospital Clinic de Barcelona, RamsomHouse, especializado en estos ataques que tiene un nombre propio: ramsomware, por lo que estamos en una fiesta de la Inteligencia Artificial, el algoritmo y el corro de la patata. Tantos supuestos avances y esfuerzos de mercadotecnia para que sigamos siendo dependientes y temerosos de nuestra creciente vulnerabilidad cibernética. O sea, el miedo que no cesa.