Aritz INTXUSTA
IRUÑEA

Agus Hernán en la despedida del Foro: «Si el desarme no hubiera salido, había un plan B»

El Foro Social Permanente celebró ayer su último acto en la capital navarra tras diez años de trabajos. El cierre consistió en un homenaje a las víctimas de todas las violencias y dos mesas redondas donde analizaron los retos resueltos y los pendientes. Hoy en Donostia llegará el final definitivo de todo un ciclo en favor de la paz.

Funosas y Hernán, cerrando una década de Foro Social Permanente en Iruñea.
Funosas y Hernán, cerrando una década de Foro Social Permanente en Iruñea. (Izena ABIZENA | AGENTZIA)

Alrededor de un centenar de personas acudió ayer a escuchar la última sesión del Foro Social Permanente en Iruñea. Muchos de ellos con auriculares para entender en inglés, euskara y castellano a los distintos oradores que subían al estrado. La primera línea estaba ocupada por parlamentarios de todas las sensibilidades del Parlamento, salvo NA+.

Antes de entrar en el debate, se celebró un homenaje a las víctimas. De forma anonimizada, se leyeron frases de víctimas de una y otra parte. Las primeras hablaban de miedo, de secuelas de por vida, de cómo se recibe la noticia de que un familiar ha muerto en un atentado, de la impotencia ante una denuncia de torturas que no llega a ninguna parte.

Luego los testimonios hablaban de cómo se digieren sucesos como estos. Del odiar y de no querer odiar, de sufrimientos tan intensos que te hunden. Finalmente, esas reflexiones contaban la satisfacción del acercamiento, del poder liberador del diálogo. Proyectaron en la gran pantalla las frases siguientes: «En la vida nada es blanco o negro», «Tenemos que convivir mirando hacia el futuro», «Opté por la vía de construir puentes».

Tras este homenaje, Espe Iriarte y Fernando Armendariz hablaron de la especificidad del Foro Social Permanente en Nafarroa. Iriarte resaltó como clave la primera vez que el Foro consiguió abrir un debate en el Parlamento en el que ocho víctimas de distintas violencias se escucharon las unas a las otras en el mismo hemiciclo. Ese día, el Foro halló su objetivo principal: conseguir espacios de diálogo como aquel. «Creo que ahí nació nuestro estilo de trabajo posterior», manifestó Iriarte.

Expertos

La segunda parte estuvo protagonizada por Veronique Dudouet (Fundación Berghof) y Kristian Herbolzheimer, del Instituto Catalán Internacional para la Paz. Ambos formaron parte del panel de expertos que pilotó el proceso de paz.

Dudouet sostuvo que constituye un error mantener que fue un desarme unilateral, pues existió un diálogo con la sociedad civil, emergiendo así un factor nuevo. En su caso, el papel que le tocó fue el de validar que ese desarme era efectivo, por lo que constató de primera mano que fue homologable con cualquiera de los procesos de desarme sobre los que ha trabajado o ha estudiado.

Por su parte, Herbolzheimer aclaró que cuando se piensa en un proceso de paz, se tiene en la mente a un gobierno negociando, la firma de un acuerdo y que, entonces, llega la paz. Pero esta imagen es falsa, pues todo eso no garantiza la paz. Si acaso, la facilita. «La paz viene de los cambios en las personas», precisó Herbolzheimer.

Cuando se les inquirió sobre si, en algún momento, tuvieron miedo de que el proceso fracasara, Dudouet confesó que sí. En particular, presentó como delicado el tiempo en el que se formalizó la disolución y no hubo respuesta. Para ella, esa falta de respuesta del Estado resultó «peligrosa».

Ya en la tercera y última de las conferencias -protagonizada por Paul Ríos, Anaiz Funosas y Agus Hernán- se entró los motivos para crear los Foros Sociales y el Foro Social Permanente. Resultó significativo que sobre algunos de los aspectos ni siquiera hoy se atrevan a hablar con libertad.

Hernán sí que se animó a confesar que, de no haber salido bien el desarme por nuevas detenciones por parte del Estado español, contaban con «un plan B» para seguir adelante. «Eso se cuenta hoy fácil pero se vive muy difícil».

Hernán, asimismo, confió en que, aunque el Foro Social Permanente se despide con temas irresueltos, hayan conseguido sembrar una cultura del diálogo y un «ecosistema favorable» para que todo lo que resta se acabe solucionando.