Raimundo FITERO
DE REOJO

Compra y venta

No sé si se trata de la zanahoria a seguir para entretenerse, pero se está hablando mucho de la gestación subrogada porque la conocida actriz y presentadora Ana Obregón de sesenta y ocho años aparece en una revista del corazón con un niño en brazos que se considera es su hijo porque lo ha comprado en Miami. Aquí confluyen bastantes circunstancias como para que la cascada de opiniones contradictorias forme una proposición no de ley que se está debatiendo en tertulias, parques y tabernas.

En el reino de España esto está prohibido. Pero por defensa del bien superior, que es el bienestar del menor, de la niña en este caso, se admite y se registra. Pero en la legislación existen unos plazos, unas edades para la adopción, y en este caso, además de lo antinatural del caso, está que roza unas lindes de muy difícil trato. Todas las consideraciones legales o éticas razonables chocan con un principio capitalista, el que paga manda, el que puede se compra lo que le apetece. Ya no importa si se trata de algo que es una violencia para la mujer que pone el vientre alquilado, ni las repercusiones posteriores para el recién nacido, aquí prevalece el mercado, por eso ha ido a Miami a comprar.

Curiosamente se ha conocido una sentencia en Valencia a un millonario libanés de ocho años de cárcel por trasplantarse un hígado comprado en el mercado. El tráfico de órganos es un negocio cruento. Todo se compra y se vende. Al precio que sea. Al principio de la guerra en Ucrania se habló de la alarma y pena de muchas parejas porque se quedaban sin sus encargos de hijas rubias. ¡Qué asco!