EDITORIALA

La hora de políticas y liderazgos feministas

El martes por la tarde Lourdes Del Hoyo recibía un disparo por parte de su expareja. Alberto Casado la mató a plena luz del día en las calles de Orio, a tiros, y posteriormente se suicidó. Se trata de la primera muerte por violencia machista en Euskal Herria en lo que va de año. La primera víctima mortal de una violencia que afecta a las mujeres, que atraviesa sus vidas de diferentes maneras y cuyo carácter estructural viene siendo puesto de manifiesto desde hace años por parte del movimiento feminista.

Tristemente, los hechos siempre ponen a los negacionistas en su sitio. Los mismos que preguntan con cinismo, «¿qué es eso del heteropatriarcado?». La misma semana que el crimen de Orio, una pareja homosexual es perseguida y linchada en Villabona, por ser gays y migrantes. Estos ataques de violencia machista y contra los derechos sexuales se producen en plena campaña electoral, con el consabido rechazo de las diferentes fuerzas políticas. A lo largo de las últimas horas hemos escuchado cómo instituciones y partidos se han manifestado en contra de la violencia de género, cómo han incidido en la necesidad de impulsar políticas para combatirla. El rechazo social es, obviamente, imprescindible para luchar contra toda una estructura patriarcal que sostiene la violencia contra las mujeres y la vulneración de derechos sexuales y reproductivos. También lo es la honestidad política y el compromiso institucional, más allá de campañas y eslóganes electorales.

En primer lugar, es necesaria una conciencia de la existencia de esta violencia sistemática y normalizada, como acertadamente explica la investigadora feminista Nerea Barjola. Una violencia que se sustenta en toda una ideología patriarcal que concede derechos y privilegios a los hombres y se los arrebata a las mujeres, que establece una norma y castiga a toda persona que se salga de ella. Con el riesgo que supone la ideología reaccionaria encarnada en las derechas, no basta con encender las alarmas cuando un caso de violencia salta a la opinión pública. Es necesario invertir en recursos para revertir todas las estructuras patriarcales, educar y concienciar en ello. Es el momento de políticas y liderazgos feministas.