La eterna amenaza

La conclusión de la anterior trilogía con “La guerra del planeta de los simios” en 2017 se convirtió en todo un exponente de la ciencia ficción moderna. Sin embargo, el paso del tiempo y la adquisición por parte de Disney de dicha franquicia han dado lugar a “El reino del planeta de los simios”, una nueva entrega que, aunque mantiene cierta continuidad, se sitúa tres siglos después de los eventos originales y quiere engarzar con el icónico clásico “El planeta de los simios”, que protagonizó Charlton Heston en el 68.
Dirigida por Wes Ball, conocido por su trabajo en “El corredor del laberinto: La cura mortal”, la película nos sumerge en un mundo donde los simios han evolucionado en clanes dispersos, mientras que los humanos luchan por sobrevivir en un entorno hostil. El protagonista, el chimpance Noa, a quien presta su físico Owen Teague, encarna la inocencia y el deseo de conocimiento en contraste con el líder simio Proximus Caesar, magistralmente encarnado por Kevin Durand, obsesionado con el legado tecnológico de la humanidad. A medida que la trama se desarrolla, se nos presenta una reflexión sobre el paso del tiempo y cómo puede distorsionar el legado de figuras como César, planteando preguntas sobre la naturaleza humana y la evolución de la sociedad. Sin embargo, algunos personajes, como Nova, interpretada por Freya Allan, se ven afectados por un desarrollo no muy logrado. Destaca en el conjunto del filme el excepcional trabajo de efectos especiales, que logra una integración impecable de lo digital en entornos naturales y arquitectónicos; la película ofrece dos horas y veinte minutos de acción intensa, misterio y reflexión. A pesar de su tono serio y en ocasiones cruel, transmite un mensaje de esperanza y una oportuna reflexión sobre la tecnología.

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