Animales familiares
El Padrino”, “Los Soprano”, “Peaky Blinders”, “Boardwalk Empire”, “Narcos”... Podríamos hacer una lista eterna de películas y series televisivas que tienen como común denominador a un clan familiar unido por su profesión; son delincuentes. En la mayoría de los casos, el cabeza de familia es un hombre ligado a los valores de la masculinidad dominante, una masculinidad que ejerce una violencia física y psicológica que le convierte en alguien respetado y, mayormente, temido. Los valores del clan tienen que ver con la lealtad hacia esos códigos de violencia, a la aceptación de la jerarquía y a la ejecución de las órdenes.
En todas las historias de violencia, las tramas suelen tener elementos comunes vinculados a los perfiles de personajes, los giros de guion e, incluso, diría, a la dirección artística ligada a interiores, a los bares y hogares generalmente. “Animal Kingdom”, basada en una película australiana, ubica a su clan delincuente en California y pone al mando a una madre soltera que ha aleccionado a sus hijos en el arte del atraco. Entre pasteles de manzana, fiestas en la piscina y surfistas cabalgando olas, en “Animal Kingdom” asistimos a la evolución y caída de un engranaje familiar y delincuente cuasiperfecto cuando elementos externos entran en la vida y negocios del clan. Con un desarrollo de guion nada desdeñable y unas actuaciones creíbles, es imposible no acordarse de películas como “Heat” o “Le llaman body”.

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