Las instituciones entregaron ayer a su familia los restos mortales de Manuel Azcona, diputado de la Comisión Gestora de Araba que fue ejecutado extrajudicialmente junto a otras cuatro personas por tropas franquistas en 1936. Azcona fue detenido a las pocas horas del golpe militar contra el Gobierno de la II República el 18 de julio 1936 y ejecutado extrajudicialmente en setiembre de ese año.

La consejera de Justicia y Derechos Humanos de Lakua, María Jesús San José, y el diputado general de Araba, Ramiro González, depositaron los restos mortales de Azcona en manos de su nieta, María Jesús Fuertes, que estuvo acompañada por sus hijos.

La familia también recibió un informe que recoge las labores de exhumación e identificación del caso y una réplica en miniatura de la escultura ‘Duintasuna’ de Iñigo Arregi, que preside los Columbarios de Elgoibar y Urduña.

Después, se llamó a las familias de otros dos ejecutados junto a Azcona: Casto Guzmán y Teodoro Olarte, y se les bailó el aurresku de honor.

En su primera intervención en un acto del área de memoria histórica, San José se refirió al especial significado de la ceremonia. «Hoy es un día muy especial para mí. Este acto representa la máxima expresión de lo que pretende ser mi departamento: la unión entre la justicia y la memoria», explicó.

Indicó que con este acto «damos un paso más en la construcción de nuestra memoria histórica», e instó a «recordar con orgullo» a Azcona y todas las personas que, como él, «soñaron con una sociedad más justa, más igualitaria y diversa». «Que su recuerdo cabalgue de generación en generación como testigo de nuestro firme compromiso con la democracia y la libertad», manifestó.