La inflación en la eurozona subió una décima y se situó en el 2,6% en julio
La tasa de inflación interanual de la eurozona subió en julio una décima, hasta el 2,6 %, según la estimación preliminar publicada ayer por la oficina de estadística comunitaria Eurostat. Los servicios volvieron a registrar el mayor incremento de precios, con un 4%, seguidos de alimentos, alcohol y tabaco, que se encarecieron un 2,3%.

Tras subir una décima, la inflación interanual en la eurozona se situó en el 2,6% en julio. Sin embargo, la inflación subyacente de la zona euro -que excluye la energía, los alimentos frescos y el tabaco por su volatilidad, y es la referencia que utiliza el Banco Central Europeo (BCE) para fijar su política monetaria- se mantuvo estable en el 2,9% por tercer mes consecutivo.
Los servicios volvieron a registrar el mayor incremento de precios en julio, con una inflación del 4%, seguidos de los alimentos, alcohol y tabaco, que se encarecieron un 2,3%, en estos casos una décima por debajo de las tasas registradas en junio.
Los precios de la energía, por su parte, aceleraron su crecimiento hasta el 1,3%, frente al 0,2% registrado el mes anterior, mientras que los bienes industriales no energéticos tuvieron una inflación del 0,8% interanual, una décima superior a la observada en el pasado junio.
Entre los socios del euro, Bélgica registró la tasa de inflación más alta en julio, con un 5,5%, seguida de Países Bajos y Estonia (3,5%), Croacia (3,4%), Grecia (3,0%); y Austria y Eslovaquia (ambas 2,9%).
También superaron la media de la eurozona Luxemburgo y Portugal (2,7%), mientras que Alemania, Estado francés y Chipre vieron un incremento de precios en línea con la misma (2,6%).
Por el contrario, las tasas más bajas se dieron en Finlandia (0,6%), Letonia (0,8%), Lituania (1,1%), Eslovenia (1,4%), Irlanda (1,5%) e Italia (1,7%).
DESCENSO INTERRUMPIDO
La inflación en la eurozona ha estado descendiendo de forma continuada desde finales de 2022, tras alcanzar en octubre de ese año un máximo del 10,6%, sobre todo por el abaratamiento de la energía. En lo que va de este año se ha mantenido en cotas inferiores al 3%, llegando a tocar un mínimo del 2,4% en marzo y abril.
La senda descendente se rompió en mayo con un repunte de dos décimas y, pese a que en junio volvió a bajar, la subida de este mes ralentiza de nuevo el camino de la inflación hacia el objetivo del 2% que a medio plazo persigue el BCE.
La institución aplicó en junio el primer recorte de los tipos (0,25 puntos) desde que comenzó el endurecimiento de su política monetaria para frenar la inflación en 2022, pero en julio decidió mantenerlos en el 4,25% a la espera de nuevos datos de cara a septiembre.
«Si esos datos confirman el proceso desinflacionista, reforzaría nuestra confianza», destacó tras esa reunión la presidenta de la institución, Christine Lagarde, quien evitó comprometerse con una senda de tipos concreta en los próximos meses al defender que las presiones inflacionistas siguen siendo intensas.

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