El FPÖ de Kickl, aun ganando, tiene difícil formar mayoría de gobierno
Heredera del nazismo en el país que vio nacer a Hitler, los sondeos a pie de urna apuntaban a una victoria de la ultraderecha austriaca. Su discurso xenófobo, negacionista y la posición pro-Kremlin le han aupado en votos, aunque tendrá complicado sortear el rechazo del resto.

El líder del partido ultraderechista austríaco FPÖ, Herbert Kickl, se mostró ayer satisfecho con las proyecciones electorales que apuntaban a una victoria de su formación con el 29 % de los votos en las legislativas. Con 13 puntos más que en 2019, se postuló para «dirigir el Gobierno».
Kickl, aunque pidió esperar a los resultados finales, se mostró dispuesto a hablar con todos los partidos para hacer cumplir «el mandato ciudadano» de cambio.
«Los votantes han hablado», señaló el líder ultra, que pidió a los demás partidos y también al presidente federal, Alexander van der Bellen, «recapacitar» y asumir la petición de cambio de rumbo.
Pese a su probable victoria ayer en las urnas, el FPÖ necesita un socio de coalición porque todas las proyecciones de votos le niegan una mayoría para gobernar en solitario. El actual canciller federal, Karl Nehammer, del conservador Partido Popular (ÖVP), insistió en que no gobernará con un FPÖ dirigido por Kickl, mientras las demás formaciones, socialdemócratas, ecologistas y liberales, rechazan coaligarse con la extrema derecha.
El presidente Van der Bellen, que tiene la potestad de encargar la formación de Gobierno, ha repetido en numerosas ocasiones sus reticencias a darle ese mandato a Kickl.
Nehammer insistió ayer en que su partido conservador está por la estabilidad y una política de centro, y que mantenía lo que había dicho antes de las elecciones, pero se negó a descartar totalmente una posible coalición con los ultras.
BATACAZO SOCIALDEMÓCRATA
El ÖVP obtendría un 26,2%, según las primeras proyecciones, realizadas a partir de encuestas, once puntos menos que hace cinco años. El tercer partido sería el Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ), que lograría un 20,4% de los votos, el peor registro en la historia de la formación. Su director federal, Klaus Seltenheim, reconoció «un resultado doloroso» y fijó como objetivo «ahorrar al pueblo austriaco una coalición negriazul», en referencia a los colores de FPÖ y ÖVP.
Entran también en el Parlamento el liberal Neos (8,8 %) y Los Verdes (8,7 %), que han sido el socio minoritario del ÖVP en el Gobierno, y que pierden más de cinco puntos.
Más lejos están el Partido Comunista de Austria (KPÖ, 2,9%) y el Partido de la Cerveza (Bier Partei, 2,1%).
El FPÖ, fundado en su día por el finado Jörg Haider desde su feudo en Carintia, da el salto con un discurso abiertamente xenófobo, negacionista en cuanto al clima y a la pandemia del covid-19, e indisimuladamente pro-ruso.
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