La coalición progre-independentista espera dar la sorpresa en Puerto Rico
Puerto Rico afronta las elecciones del 5 de noviembre con la esperanza de un cambio de la mano de la coalición progresista Alianza de País. Una candidatura encabezada por el líder independentista Juan Dalmau, cuyo partido se ha unido con el Movimiento Victoria Ciudadana, y que protagonizó las protestas de 2019.

Al igual que los 50 estados de Estados Unidos, Puerto Rico votará el martes 5 de noviembre. Pero, a diferencia de ellos, la ciudadanía de la isla no podrá elegir presidente, y el representante que voten para el Congreso estadounidense (el comisionado residente) tendrá voz pero no voto en Washington.
Sin embargo, las leyes federales que aprueba el Congreso en Washington sí afectan a Puerto Rico. «Eufemismos aparte, Puerto Rico es una colonia de EEUU», sentencia la revista “TIME” en su último número. El eufemismo se denomina Estado Libre Asociado (ELA).
La isla pertenece a (pero no es parte de) Estados Unidos desde 1898. Durante los cuatro siglos anteriores fue una colonia española. Sus habitantes no obtuvieron la ciudadanía estadounidense hasta 1919 y tampoco no pudieron elegir gobernador hasta 1948. La de Estado Libre Asociaco fue la fórmula con la que Puerto Rico consiguió su autonomía y la vía por la que Washington logró que el territorio no fuera incluído en la lista de lugares a descolonizar de las Naciones Unidas.
FIN DEL BIPARTIDISMO
Desde entonces, dos partidos se han ido alternado en el Gobierno: el Partido Nuevo Progresista, a la derecha, que apoya que la isla se convierta en el estado número 51 de Estados Unidos, mientras que el Partido Popular Democrático, más centrista, ha favorecido históricamente el statu quo, y muchos de sus miembros también lo son del Partido Demócrata estadounidense. Desde los años 50, duranet más de seis décadas (el FBI ha reconocido haber espiado al independentismo puertorriqueño desde 1930), el Partido Independentista Puertorriqueño no volvió a superar el 10% de los votos; en 2008, apenas logró un 2%.
Todo el sistema del Estados Libre Asociaco se ha venido abajo en los últimos diez años. A la grave crisis económica («la Grecia del Caribe»), se le añadió el desastre provocado por el huracán María, con miles de fallecidos, infraestructuras destruidas; la imagen del gran hermano que venía al rescate sequedó en Donald Trump pasando rollos de papel higiénico como si jugara a baloncesto.
Por si había dudas sobre este carácter colonial de la isla, la Junta de Control Fiscal que impuso en 2016 el Congreso de Estados Unidos para reestructurar la deuda de Puerto Rico sigue tiendo poderes casi-absolutos sobre la política económica de la isla. Un Congreso, no olvidemos, que los puertorriqueños no pueden votar.
Ante este panorama, miles de puertorriqueños salieron a protestar en julio de 2019 tras el «Telegramgate» (miles de mensajes que evidenciaban la corrupción y se mofaban de los puertorriqueños), hasta forzar la dimisión del gobernador Ricardo Rosselló. Una nueva formación progresista, Movimiento Victoria Ciudadana, irrumpió con fuerza en 2020, con un 14% de los votos, y el independentismo también subió hasta el 13,5%.
Este año, ambas formaciones se han unido en la coalición Alianza de País para terminar de desbancar el bipartidismo, con el líder independentista Juan Dalmau como candidato a gobernador. Las encuestas le sitúan ahora mismo en segundo lugar, por delante del PPD y solo detrás de la candidata del PNP (y miembro del Partido Republicano) Jennifer González-Colón. Más de cien mil jóvenes puertorriqueños (en general apáticos ante las elecciones) se han registrado para votar este año, y la coalición está celebrando actos multitudinarios por toda la isla.
APOYO DE CONGRESISTAS
La semana pasada se produjo uno de los apoyos más importantes hasta ahora: el de las congresistas demócratas Nydia Velázquez y Alexandria Ocasio-Cortez. Un endoso (apoyo) histórico a la candidatura anticolonial con el que ambas congresistas aseguraron que lo hacían no solo como demócratas, sino como puertorriqueñas que entendían que el PNP y el PPD «han fallado al pueblo puertorriqueño, en especial a sus jóvenes». En el acto estuvieron acompañadas por Ana Irma Rivera Lassén, abogada feminista e histórica defensora de los derechos humanos que se presenta como candidata comisionada residente en el Congreso de Washington.
Las críticas y los insultos desde los principales partidos no tardaron en llegar: desde el «socialista del Bronx» dirigido a Ocasio-Cortez a llamar «traidora» que se ha vendido al independentismo destinado a Velázquez, ya que en ocasiones anteriores había apoyado a candidatos del PPD. Con anterioridad, la aspirante Jennifer González-Colón aseguró falsamente que un voto por Juan Dalmau supondría perder «fondos federales, Medicaid y el pasaporte americano».
No pudo estar en el acto Dalmau, cuya campaña fue interrumpida de golpe después de que su esposa, Griselle Morales, sufriera una grave hemorragia cerebral el pasado 14 de octubre. El líder independentista afirmó en un primer momento que ponía «en pausa» su campaña, «una pausa que tendremos que medirla día a día. Estoy, por ahora, donde tengo que estar, con mi familia, y estoy consciente de la responsabilidad histórica que tenemos..., pero mediremos la situación día a día».
El debate entre candidatos que se iba a celebrar el pasado martes en la televisión fue cancelado, ante la imposibilidad de que el candidato de la Alianza de País estuviera presente.
Nuevo referéndum no vinculante sobre el estatus de la isla
Puerto Rico volverá a celebrar una nueva consulta este 5 de noviembre, el cuarto en doce años, sobre el estatus de la isla. Se trata de un referendo que, al igual que los anteriores, apenas servirá, si no es para dejar en evidencia la falta de soberanía de la isla.
El gobernador estadista, Pedro Pierluisi Urrutia, lo convocó el pasado mes de julio y, por primera vez, la opción del no estará en la papeleta. Se podrá votar si se desea que Puerto Rico sea independiente, si se prefiere una independencia en asociación con Estados Unidos (similar a algunos países del Pacífico) o si se opta por la integración total en EEUU como un estado más. Pero el resultado solo será eso, un deseo, ya que es el Congreso en Washington el que tiene la última palabra. Y es que un país puede decidir por sí mismo independizarse, pero no así integrarse en otro país. Esta última opción, la estadidad, que ha ganado en las últimas tres consultas, solo será válida si el país en cuestión también está por la labor. De igual manera que un estado no puede incorporarse a la Unión Europea sin la aprobación de Bruselas, para que un nuevo estado se integre en Estados Unidos debe contar con el visto bueno del Congreso de los EEUU. Desde 1912, solo Alaska y Hawáii se han convertido en estados, y ya hace 65 años de aquello. Aunque, en general, la derecha puertorriqueña sea la más favorable a la estadidad, (integrarse por completo como estado 51), su referente estadounidense, el Partido Republicano, ha dejado claro más de una vez que no contempla la inclusión de un territorio que no habla mayoritariamente inglés y que, según sus cálculos, votaría generalmente demócrata.
Aunque la Alianza de País esté encabezada por el independentista Juan Dalmau, acoge a candidatos con diferentes propuestas respecto al estatus final, y su campaña está encaminada a denunciar la corrupción del bipartidismo imperante hasta ahora. El propio Dalmau ha rechazado las acusaciones de intentar imponer la independencia, y ha abogado por un debate dentro del país, para que puedan llegar con una sola voz y una propuesta de país al Congreso de Estados Unidos.U.URRUTIKOETXEA

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