Ibai AZPARREN
CONSECUENCIAS DE LA GOTA FRÍA

El País Valencià sufre la peor DANA del siglo, agravada por el cambio climático

Al menos 95 personas han muerto a consecuencia de la DANA que ha golpeado especialmente al País Valencià, donde al cierre de esta edición se habían notificado 92 fallecidos. Y el número de víctimas mortales podría aumentar en las próximas horas, ya que se seguía buscando a personas desaparecidas en una cifra que era la «gran incógnita».

Coches apilados y barro en una calle de Alfafar, en Valencia.
Coches apilados y barro en una calle de Alfafar, en Valencia. (Rober SOLSONA | EUROPA PRESS)

«Una noche de pesadilla» es lo que vivieron el martes habitantes del País Valencià, la zona más golpeada por la DANA y que al cierre de esta edición contabilizaba 92 fallecidos. La cifra global de víctimas mortales sumaba al menos 95, cifra provisional ya que se buscaba a personas desaparecidas, cuyo número era «una incógnita», según declaró la ministra de Defensa, Margarita Robles.

La provincia de Valencia despertó ayer sumida en imágenes que decían más de lo que las palabras podían expresar. Carreteras e innumerables filas de vehículos apilados unos sobre otros arrastrados por el agua de ríos desbordados, rescates a contrarreloj y huidas con el agua a la altura del pecho fueron algunos de los sucesos ocurridos en lugares como la autovía que rodea Valencia por el sur.

Mientras tanto, los servicios de emergencia rescataron a dos centenares de personas con medios terrestres, pero el acceso a las zonas más afectadas seguía siendo, ayer por la tarde, el gran problema para atender a las personas afectadas por las inundaciones.

En redes sociales, circulaban multitud de imágenes dantescas que mostraban riadas arrastrando coches con gente encima, puentes derruidos por el agua, rescates en situaciones extremas de alto riesgo y destrozos millonarios. Además de documentar lo ocurrido, la redes también sirvieron para solicitar ayuda a los servicios de emergencias.

Los datos son históricos, según la Agencia Estatal de Meteorología. Y es que este episodio de gota fría ya se ha convertido en el peor registrado en lo que va del siglo XXI, superando al de 1987 y 1982, conocido como la Pantanada de Tous, según el primer balance de Aemet.

La lluvia acumulada fue excepcional, con más de 250-300 litros por metro cuadrado. No obstante, en municipios como el de Chiva, llegó a caer casi 500 litros por metro cuadrado en ocho horas, más o menos lo que suele llover en un año.

Ante la magnitud de los hechos, algunas voces recordaron que el Gobierno del PP cerró la Unidad Valenciana de Emergencias. Otras, que los avisos llegaron demasiado tarde. La alerta de Protección Civil a los teléfonos llegó pasadas las 20.00 horas, cuando ya había pueblos anegados y personas en peligro, y a pesar de que Aemet había avisado a la mañana del «nivel rojo» del temporal. Sin embargo, el president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, defendió los tiempos para el lanzamiento del aviso y la gestión de la catástrofe.

No solo hubo críticas al Govern valenciano. Varias empresas mantuvieron a los trabajadores en sus puestos de trabajo mientras la DANA sacudía el País Valencià. Es el caso de dos empleados de Mercadona atrapados en un camión de reparto o trabajadores de Ikea incapaces de salir de la nave a causa de las lluvias torrenciales y los desbordamientos de los ríos. Muchos de los afectados experimentaron un verdadero infierno en su lugar de trabajo, ya que sus empresas se negaron a desalojar los locales comerciales y obligaron a sus empleados a cumplir con sus horarios laborales. Durante gran parte del temporal, incluso empresas de reparto continuaron operando.

Al cierre de esta edición, el foco de atención se centraba en Sevilla y Cádiz después de que se superara «el punto de máxima gravedad» en Castilla-La Mancha.

CAMBIO CLIMÁTICO

En ausencia de un estudio de atribución detallado, hoy en día contamos con suficiente evidencia científica para atribuir, al menos en parte, ciertos eventos al cambio climático. Es el caso de la DANA y su intensidad, agravada por la temperatura récord del mar Mediterráneo. «Se espera que el cambio climático haga que estos fenómenos sean más intensos debido a que aumentan tanto las temperaturas del agua marina como la humedad de la atmósfera», señaló ayer a la agencia Efe un experto de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Una depresión aislada en niveles altos (DANA) es «una bolsa fría aislada de la circulación general», que se suele dar de este a oeste, explica a GARA Iker Ibarluzea, meteorólogo y colaborador de este periódico. «Lo que ha pasado es que esta bolsa fría se ha descolgado y colocado justo en la vertical del Mediterráneo», añade.

Sin embargo, esta DANA «por sí sola» no es capaz de generar unas lluvias torrenciales de tal magnitud; «necesita gasolina», remarca Ibarluzea. Y ese combustible lo ha obtenido del Mediterráneo. «En esta época, el mar continúa con una temperatura elevada, de entre 20 y 21 grados, y se ha transportado esta humedad templada hacia la costa valenciana, donde hay una cordillera alta. Ese aire templado ha subido, se ha mezclado con el frío y se han generado nubes de tormenta verticales que han provocado lluvias estacionarias, que descargan durante horas y horas en las mismas zonas», explica.

En la actualidad, la cantidad de tormentas ha disminuido en el Mediterráneo. No obstante, estas son cada vez más intensas. «La costa mediterránea era antes más boscosa y las tormentas, a la hora de formarse, no solo utilizaban el agua del mar, también el vapor del agua que se almacenaba en los bosques», detalla Ibarluzea. La tierra, por lo tanto, estaba «algo más acostumbrada» a recibir lluvia; sin embargo, la deforestación impulsada por la construcción ha reducido la frecuencia de tormentas, y, cuando llega una gota fría como la de esta semana, se producen catástrofes.

UNA DE MUCHAS

Ibarluzea considera «difícil» que la temperatura del Mediterráneo disminuya, lo que podría dar lugar a «fenómenos meteorológicos más intensos». Así, no descarta que «en algún momento puntual» se produzca un medicane, un huracán formado en el Mediterráneo que no tendría tanto recorrido como los del Mar Caribe. Si la atmósfera continúa «calentándose» y el clima «tropicalizándose», también podrían producirse tormentas tropicales.

En cualquier caso, lo sucedido en el País Valencià es otro fenómeno meteorológico extremo de los varios registrados este año. A mediados de septiembre, la tormenta Boris provocó lluvias sin precedentes que desencadenaron graves inundaciones en Europa central y oriental, dejando una veintena de víctimas mortales. Un reciente estudio de atribución confirma que el cambio climático duplicó la probabilidad de estas precipitaciones y elevó su intensidad en un 7%.

Las inundaciones en el sur de Brasil han dejado 170 muertos, 806 heridos, 56 desaparecidos y 2,3 millones de damnificados en 469 municipios. En China, por su parte, enfrenta un récord de 25 grandes inundaciones en 2024, la cifra más alta desde 1988, con fenómenos meteorológicos extremos y precipitaciones por encima del promedio anual, exacerbadas por el tifón Gaemi. Asimismo, el huracán Milton golpeó este octubre con dureza al estado de Florida, en el sureste de EEUU.

«Las aguas del ecuador, del Caribe, están subiendo de temperatura y eso al final le da gasolina a lo huracanes para que sean más fuertes o suban de latitud», afirma Ibarluzea

El World Weather Attribution (WWA) señala que desde los años 50, las lluvias intensas han aumentado en frecuencia y severidad en gran parte del mundo, principalmente por el cambio climático. Según los informes del IPCC, en cualquier punto del planeta, lo que antes hubiera sido un fenómeno de tormenta de una vez cada diez años ahora ocurre 1,3 veces cada diez años, con un 6.7% más de humedad. Con un calentamiento de 2 grados, esos eventos ocurrirían 1,7 veces cada década y serían un 14% más húmedos.

Por lo tanto, los fenómenos meteorológicos extremos serán cada vez más frecuentes. Pero, ¿ocurrirá lo mismo en Euskal Herria? «Como en todo el mundo, aquí la temperatura también está subiendo, y el mar Cantábrico se está calentando, lo que podría provocar tormentas más severas. Incluso no se descarta que se produzca un episodio de gota fría, como ocurrió en 1983, pero entonces las temperaturas eran más bajas», indica Ibarluzea.