«Ortzi» levanta el puño y Fraga agita el fantasma de la guerra

Es una de esas fotografías que se quedan fijadas en el imaginario colectivo. Está firmada por la agencia Efe y se lee en el pie de foto: «Puño en alto, Letamendía grita ‘Gora Euskadi Askatuta, Gora Euskadi Sozialista’, en la sesión plenaria de ayer en el Congreso de Diputados, en el momento de anunciar su dimisión». En esa misma sesión, el presidente de Alianza Popular y exministro franquista, Manuel Fraga Iribarne, se puso apocalíptico. Estamos en 1978 y esto pasó un día como hoy.
Si no fuera porque hay testimonio gráfico, tal vez ese momento no habría sido tan icónico. Nos explicamos. Pongámonos en situación: 8 de noviembre de 1978, 17.24 de la tarde. En Madrid, arranca un pleno del Congreso en el que la protagonista es una cuestión que levanta ampollas: el sistema de orden público. Fraga Iribarne, «padre» del actual Partido Popular, abre el debate en tono encendido. Visto desde la perspectiva de hoy en día, suena amenazante y con claras advertencias golpistas. Un detalle: el dictador había muerto solo tres años antes. «En una intervención apocalíptica, Fraga amenazó con el fantasma de la guerra civil y Martín Villa insistió en que el problema está en ETA», se podía leer en la primera página de “Egin”.
El segundo en discordia en aquella sesión era Rodolfo Martín Villa, ministro de Interior del Gobierno de Adolfo Suárez, y viejo amigo de Fraga, ya que ambos compartieron mesa en el Gobierno franquista presidido por Arias Navarro, un Ejecutivo famoso por su represión y por la matanza del 3 de marzo de 1976 de Gasteiz.
Con verbo libre y muy crítico con el Ejecutivo, Fraga recordó que «todos sabemos que las cosas distan mucho de ir bien y, después de casi tres años de transición política, vamos de mal en peor, en tanto aumenta la inseguridad y el miedo de los españoles». Hizo una detallada lista de los atentados que se iban registrando: de un total de 36 muertos registrados en 1977, «solo cuatro son terroristas», exclamó. En 1978 hubo 59 muertos y 627 heridos, de los que «solo seis y uno respectivamente, son terroristas», dijo.
Esta situación «ha provocado brotes de indisciplina en las Fuerzas de Orden Público». En suma, que esto «es ya una guerra civil larvada».
Aprovechando que Fraga le había aludido en su intervención, subió luego al estrado el diputado de EE Francisco Letamendia, “Ortzi”, el único de su formación. Pidió la palabra y saltó la sorpresa cuando presentó su dimisión. Básicamente, lo hacía en protesta por una maniobra de UCD dentro del Grupo Mixto que buscaba silenciar a las formaciones minoritarias que lo componían. En suma, que si todos los componentes del Grupo Mixto no se ponían de acuerdo, no podían intervenir en el pleno.
Pero la dimisión de Ortzi no venía causada por esta única razón; había más de fondo. Para entender todo esto, hay que tener en cuenta la situación política del momento: apasionante, peligrosa y muy cambiante. Abogado defensor en la dictadura, Letamendia estuvo exiliado en la década de los 70 y, a su regreso, llegó al Congreso de los Diputados en 1977 representando a Euskadiko Ezkerra, entonces en coalición con EIA -en la que Ortzi militaba- y EMK. En su “Carta a los vascos que me votaron” -que “Egin” publicó en su totalidad-, explicaba la razón de su presencia en Madrid, pero también la mar de fondo existente: Ortzi estaba ahora más cerca de Herri Batasuna que de EE.
Hubo acusaciones de protagonismo, de haber roto la unidad abertzale, por parte de Mario Onaindia... en fin, un lío terrible. En las generales de 1979, Ortzi encabezó la lista de HB en Bizkaia y de nuevo fue elegido diputado. Eso sí, no tomó posesión de su acta y, en marzo de 1980, fue elegido, también por HB, parlamentario vasco. En 2019, junto a diputados y senadores que en su día representaron a EE, PNV, EA, HB y Amaiur, Letamendia pidió el voto para EH Bildu en una comparecencia en Gasteiz en la que rememoró aquel “Gora Euskadi Askatuta!” que lanzó en el Congreso.
GRAN FIESTA PARA EL NUEVO «EGIN»
Estamos en 1992, Feria de Muestras de Bilbo. Ante el numeroso público congregado, José Luis Elkoro, presidente del Consejo de Administración de Orain SA, sujeta en alto un número del “Egin” renovado. En los kioscos de toda Euskal Herria, dicen, se ha agotado el primer ejemplar. Por un problema técnico, el recién nacido llega tarde a su presentación. Cosas que pasan.
Ese mismo día, en el salón Elcano del hotel Carlton hubo otra fiesta, con invitados conocidos, como Jesús Insausti, “Uzturre”; Bernardo Atxaga; José Ángel Iribar; Tasio Erkizia; Patxi Biskert; representantes de los consejos de administración de “El Diario Vasco” y “El Correo Español”... Pero no todo fueron fiesta y buenas palabras. Xabier Arzalluz, en un mitin celebrado la víspera en Barakaldo, dijo, en tono jocoso, que no pensaba «criticar a ETA y a su entorno. Hoy no me voy a meter con el MLNV, ya que el movimiento ha sacado un nuevo diario», aunque les deseó «que el rotativo no sea un aborto, debido a tanto nacimiento».
DESOLACIÓN EN EL CAMPAMENTO SAHARAUI
De la alegría a la desolación. El 8 de noviembre de 2010, GARA informaba de que los cerca de 25.000 saharauis que permanecían acampados en unas 7.000 jaimas en el campamento de protesta de Gdeim Izik, ubicado en las afueras de El Aaiún, fueron desalojados por la fuerza por Marruecos, lo que provocó disturbios en la capital saharaui. Todo en medio del férreo control mediático ordenado por Rabat. De hecho, los últimos días, Marruecos había expulsado a la prensa extranjera, a los observadores y a los parlamentarios que tenían previsto visitar el campamento.
En la imagen de portada, a cinco columnas, se podían ver los restos del ataque. Miles de personas salieron a las calles para protestar por este desalojo, que se produjo justo cuando Marruecos y el Frente Polisario iniciaban en Manhasset, en las afueras de Nueva York, su tercera reunión informal auspiciada por la ONU para intentar reanudar el proceso de negociación sobre la soberanía del Sahara Occidental. «El objetivo de la reunión era avanzar en la preparación de una quinta ronda del proceso de negociación que las dos partes iniciaron en 2007, pero que desde hace dos años permanece estancado y no tiene visos de reanudarse», explicaba GARA.
[1992] El gran Marino Lejarreta dice adiós al ciclismo
«No quiero ser director de equipo», respondía contundentemente Marino Lejarreta (Berriz, 1957) cuando se le preguntaba, en 1992, cuál sería su futuro tras su definitivo adiós al ciclismo profesional. “Egin” publicó una amplia entrevista con este gran ciclista el 8 de noviembre, un día después del homenaje que se le tributó en su localidad natal.
«Hablar con Marino [Lejarreta] supone un lujo, no tanto por la apretada agenda que soporta estos últimos meses como por la posibilidad que ofrece de adentrarse en el interior de uno de los deportistas con más carisma de toda Euskal Herria», reconocía el periodista Iñaki Telleria, autor de la entrevista que el diario de Hernani publicó el domingo 8 de noviembre de 1992.
Ilustraba la página, con la que se abría la sección de Kirolak de ese día, una fotografía de Javier Gallego, en la que se veía al “Junco de Berriz” subido a la bicicleta, antes de la salida de la carrera popular que se disputó en su honor. Lejarreta aparecía en primer plano «escoltado por los mejores profesionales vascos. No faltaron los Indurain, Etxabe, Gorospe, Unzaga Arsenio González y compañía», se podía leer en el pie de foto.

La Seguridad Nacional impulsa la «batalla del relato» en Euskal Herria

HERRI LIBRE BAT IZATEKO NAHIAK HARTU DU BILBO

«Cada decisión sobre la tortura abre una grieta y ese muro caerá»

Gaztetxo frankistak, lotsagabe
