GARA
DAMASCO
FIN DE LA DINASTÍA AL-ASSAD EN SIRIA

La alianza islamo-yihadista anuncia una «nueva era» tras caer Al-Assad

La ofensiva relámpago lanzada hace once días por la alianza de yihadistas y opositores armados apoyados por Turquía tomó en la madrugada de ayer el control de Damasco y obligó a huir al presidente, Bashar al-Assad, que se encuentra ya en Moscú, donde ha recibido asilo. Hayat Tahrir al-Sham, que ha liderado la ofensiva, llamó a los sirios en el exterior a regresar y anunció una «nueva era».

El líder del HTS, Abu Mohammed al-Golani, es recibido por sus seguidores antes de dirigirse a la mezquita de Omeya.
El líder del HTS, Abu Mohammed al-Golani, es recibido por sus seguidores antes de dirigirse a la mezquita de Omeya. (Abdulaziz KETAZ | AFP)

Muestras de júbilo, más en el exterior que en interior de Siria, y toques de queda en Damasco marcaron las horas siguientes a la caída de la dinastía Al-Assad después de que combatientes antigubernamentales, desde el sur, y la alianza islamo-yihadista, desde el norte, entraran, de madrugada, en la capital y anunciaran la huida del presidente, Bashar al-Assad, que ha gobernado el país durante dos décadas, y «el fin de este período oscuro y el inicio de una nueva era» para Siria.

Después de varias horas de rumores sobre el paradero del mandatario -desde un accidente del avión en el que viajaba hasta su llegada a Emiratos Árabes Unidos-, medios estatales rusos, citando a una fuente del Kremlin, aseguraron que Al-Assad y su familia estaban ya en Moscú, donde se les ha proporcionado asilo por «razones humanitarias».

Antes, el Ministerio de Exteriores de Rusia había asegurado que Al-Assad, «tras negociaciones con varios participantes en el conflicto armado», había ordenado una transferencia «pacífica» del poder tras la caída de Damasco, aunque el Kremlin afirmó no haber tomado parte en estas conversaciones.

Rusia ha sido, junto a Irán, un aliado vital para que Al-Assad haya podido mantenerse en el poder en los 13 años de guerra civil en el país, donde tiene una base aérea, en Latakia, y otra naval, en Tartús.

La organización yihadista que ha liderado la ofensiva, Hayat Tahrir al-Sham (HTS), llamó a los ciudadanos en el exterior a regresar a una «Siria Libre». Agregó que «tras 50 años de opresión bajo el mando del (partido) Baaz y 13 años de crímenes y desplazamiento forzado anunciamos el fin de este período oscuro y el inicio de una nueva era para Siria».

En su primer discurso desde la emblemática mezquita damascena de los Omeyas, su líder, Abu Mohammed al-Golani, declaró que «esta es una victoria de todos los sirios» y «es una nueva historia para toda la umma (nación) islámica y para toda la región».

Antes había ordenado a sus fuerzas que no entraran en las sedes de las instituciones públicas, que «permanecerán bajo la supervisión del ex primer ministro, Mohammed Ghazi al-Jalali, hasta que sean entregadas oficialmente». Pero ayer hubo saqueos en el palacio presidencial y en la residencia privada de los Al-Assad, y se instauró el toque de queda.

Los yihadistas aseguraron también ayer haber entrado a Deir Ezzor, donde las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), alianza armada liderada por kurdos, dijeron hace dos días que se habían desplegado tras la retirada del Ejército sirio.

Milicias locales respaldadas por Turquía en el norte de Siria, por su parte, tomaron la ciudad de Manbech, la principal zona al oeste del Éufrates controlada hasta ahora por una coalición encabezada por las milicias kurdosirias Unidades de Protección Popular (YPG), que llevaban doce días resistiendo el ataque y estaban siendo bombardeadas.

Así, solo quedarían en principio fuera del control yihadista (al margen de las zonas kurdas) las provincias costeras de Tartus y Latakia.

«MOMENTOS HISTÓRICOS»

Mazlum Abdi, líder de las FDS, afirmó tras la caída del Gobierno sirio que «En Siria vivimos momentos históricos: asistimos a la caída del régimen autoritario de Damasco. Este cambio representa una oportunidad para construir una nueva Siria basada en la democracia y la justicia, que garantice los derechos de todos los sirios».

La Alta Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Kaja Kallas, catalogó de «positivo» el fin de la «dictadura» de Al-Assad y aseguró que esta situación muestra la debilidad de sus aliados, Rusia e Irán. En parecidos términos se expresó el presidente de EEUU, Joe Biden.

Desde la llamada comunidad internacional, incluida Rusia, que pidió una reunión urgente del Consejo de Seguridad, abogaron por una transición pacífica que evite el uso de la violencia en Siria y expresaron su deseo de que el país alcance la estabilidad lo antes posible.

Irán señaló que el futuro de Siria lo debe decidir su pueblo «sin injerencias externas» y Turquía, que ha dirigido y armado a los insurgentes, dijo estar dispuesta a asumir responsabilidades para «curar las heridas» e insistió en que la transición debe incluir a «todos los grupos religiosos y étnicos», aunque previamente descartó incluir a las fuerzas kurdosirias.



Israel despliega tropas al área de amortiguación de Altos del Golán

Israel desplegó ayer sus tropas en el área desmilitarizada de la frontera con Siria, territorio de este país, con el pretexto de «combatir» a los insurgentes que han tomado la zona, incluyendo Quneitra, y de «proteger» la seguridad de los israelíes residentes en los ocupados Altos del Golán, «sin interferir en los asuntos internos de Siria». En cinco localidades de la llamada «zona de amortiguación», en los Altos del Golán, Israel ordenó a la población permanecer en sus casas.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró que el histórico Acuerdo de Separación firmado con Siria en 1974 ha «colapsado» y ordenó la entrada de tropas en la «zona de amortiguación», que tomaron el control del lado sirio del Monte Hermón.

«Desde anoche, combatimos en cuatro frentes», dijo en una visita a los reclutas de la infantería el jefe del Estado Mayor del Ejército, Herzi Halevi, quien añadía Siria como escenario de las ofensivas israelíes en Gaza, Cisjordania y Líbano.

Medios israelíes y sirios informaron de numerosos bombardeos, algunos en Damasco, atribuidos a Israel y dirigidos contra centros científicos, militares o de Inteligencia en Siria para evitar, según afirmaron, que el armamento que deja el régimen no caigan en manos de Hizbulah o islamistas que podrían utilizarlas para atacar a Israel.GARA