Continuidad y guiño a América en la elección de Prevost como papa
Robert Prevost será el nuevo papa al frente de la Iglesia católica, con el nombre de León XIV y la clara vocación de continuidad del pontificado de Francisco, como dejó claro en su primera alocución desde el balcón de la plaza de San Pedro. Primer papa estadounidense, cuenta también con fuertes lazos con América Latina, sobre todo con Perú, donde fue obispo de Chiclayo.

La fumata blanca en el Vaticano anunció un nuevo papa, y, por primera vez en la historia, estadounidense: Robert Prevost. Tiene también nacionalidad peruana. El nuevo pontífice sustituye a Jorge Mario Bergoglio, fallecido el pasado 21 de abril a los 88 años y tras doce años en el cargo.
Su identidad fue revelada por el cardenal protodiácono, Dominique Mamberti, con el tradicional “Habemus papam”. El anuncio desató el júbilo generalizado entre las más de 150.000 personas reunidas en el corazón del Vaticano, que ya esperaban con expresiones de alegría antes de saber siquiera quién sería el elegido e, incluso, de cierto desconcierto entre los fieles que no lograron entender el nombre del cardenal en latín.
Afable, moderado, reservado, Prevost era una de las grandes apuestas del papa Francisco, que lo designó responsable de los obispos de todo el mundo y de su comisión para Latinoamérica.
Además, en el discurso con el que se presentó al mundo, escrito en unos folios, a diferencia de sus predecesores que improvisaron, Prevost dejó claro que su pontificado será de continuidad con Francisco.
No solo le dio las gracias por su pontificado, sino que además repitió conceptos muy queridos por el papa argentino como la sinodalidad, es decir la escucha de todos los miembros de la Iglesia, una Iglesia abierta a todos y capaz de «tender puentes a través del diálogo, a través del encuentro, uniéndonos a todos para ser un solo pueblo, siempre en paz».
Repitió términos como los que usó Francisco al pedir ser «una Iglesia misionera que construye puentes y diálogo de amor, siempre abierta a recibir como esta plaza con los brazos abiertos a todos aquellos que necesitan de nuestra caridad y de nuestra presencia». También utilizó una de las últimas peticiones del anterior papa cuando condenó el rearme. «Esta es la paz de Cristo resucitado. Una paz desarmada, humilde y perseverante. Viene de Dios. Dios que nos ama a todos incondicionalmente», expuso Prevost.
OBISPO EN PERÚ
Este misionero de la antigua Orden de San Agustín, en los últimos años estrecho colaborador del difunto papa Francisco, había entrado a su estilo, discretamente, en la lista de «papables» para el cónclave, como un outsider en medio de otros grandes nombres.
Su talante moderado le posiciona como puente entre las facciones conservadora y reformadora de la Iglesia y su vasto conocimiento de América le ha podido valer el respaldo de los cardenales del sur y del norte del continente, muchos de estos últimos, críticos con Francisco.
Prevost nació en 1955 en Chicago (EEUU). Su carrera eclesiástica comenzó con el noviciado agustino de Saint Louis donde, en 1981, asumió sus votos. Luego llegarían los estudios en Teología y un viaje de juventud a Roma para estudiar Derecho Canónico.
Tras ordenarse sacerdote en 1982, con 28 años, fue enviado enseguida al que se convertiría en su segundo país: Perú, mediante su misión de Chulucanas, en Piura (1985-86). En su alocución ayer tuvo un recuerdo en castellano para ese lugar: «Y si me permiten también una palabra, un saludo... a todos aquellos, en modo particular, a mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú».
Este sería el primer paso de un largo camino en Latinoamérica, que prosiguió en 1988 en la misión peruana de Trujillo, seleccionando vocaciones agustinas en Chulucanas, Iquitos y Apurímac, y ejerciendo otros roles durante una década en esa archidiócesis.
Prevost también acumula una dilatada experiencia docente en su país, como prior general del Capítulo Agustino de Chicago, hasta que en 2014, Francisco le puso al frente de la diócesis peruana de Chiclayo, como administrador apostólico. Un año después lo nombró obispo de Chiclayo y desde 2018 fue vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal de Perú, afrontando entre otras cosas la grave crisis por los abusos del grupo Sodalicio de Vida Cristiana, disuelto este año por el papa.
Tras un lustro en Perú, en 2023 Bergoglio le llamó a Roma para hacerle cardenal y prefecto del Dicasterio para los Obispos, el ministerio vaticano que elige a los monseñores de todo el planeta.
Al frente de esta poderosa institución, que controla una enorme red de prelados en todo el mundo, asistió también a las pugnas de su mentor, el papa Francisco, con los conservadores católicos, plasmada por ejemplo con la destitución en noviembre de 2011 del obispo estadounidense Joseph Strickland, desleal con la Santa Sede.
Pero Francisco también lo puso como presidente de la Pontificia Comisión para América Latina gracias a su conocimiento sobre la realidad y las periferias del subcontinente.
Respecto a la lacra de los abusos en la Iglesia, ha reclamado la obligación de «ser transparente y acompañar a las víctimas».
León XIV cree que tiene «mucho por hacer»
Los vaticanistas habían convertido a Robert Prevost en su favorito entre los cardenales estadounidenses antes de la elección, basándose en su experiencia de campo, su visión global y su capacidad para navegar por la burocracia vaticana. Su profundo conocimiento del derecho canónico también lo hacía tranquilizador a los ojos de los cardenales conservadores que aspiraban a una mayor atención a la teología. Tras la muerte de Francisco, había afirmado que «todavía queda mucho por hacer» dentro de la Iglesia. «No podemos detenernos, no podemos retroceder. Debemos ver qué quiere el Espíritu Santo para la Iglesia de hoy y de mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el de hace diez o veinte años», dijo en abril. «El mensaje sigue siendo el mismo (...), pero la manera de llegar hoy a la gente, a los jóvenes, a los pobres, a los políticos, es diferente», afirmó, pareciendo anticipar un pontificado marcado por un cambio en la forma, pero una continuidad en el fondo.GARA
Compatriota, pero incómodo para Trump y Vance
Aunque el nuevo papa sea estadounidense, la elección de Robert Prevost al frente de la Iglesia católica no es una buena noticia para Donald Trump, que había hecho campaña por un estadounidense, pero de perfil radicalmente opuesto: Raymond Burke. El presidente de EEUU felicitó a Prevost expresando una «emoción» y un «gran honor» que hizo extensible también al conjunto del país. Trump dijo que espera poder verse próximamente con León XVI.
Por su parte, el vicepresidente, JD Vance, convertido al catolicismo, aseguró que «millones de católicos estadounidenses y cristianos rezarán por su exitosa labor al frente de la Iglesia». Pero tampoco para Vance será un papa cómodo. El 3 de febrero, Prevost compartió un artículo de opinión de una periodista del “National Catholic Reporter” titulado “JD Vance se equivoca: Jesús no nos pide que jerarquicemos nuestro amor por los demás”, una crítica a lo dicho por el vicepresidente estadounidense sobre la necesidad de preocuparse primero de la propia familia, poniendo por detrás a los que tenemos más lejos. El choque con el vicepresidente estadounidense se dio después de que Vance, en una entrevista televisiva, argumentara que el concepto cristiano de justificaba priorizar el amor hacia los ciudadanos nacionales sobre los inmigrantes, en defensa de las políticas migratorias restrictivas de la Administración Trump.
En su última acción en X, el pasado 14 de abril, Prevost compartió una tribuna escrita por el obispo salvadoreño Evelio Menjivar-Ayala que cuestiona los acuerdos entre Trump y el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, para deportar inmigrantes en situación irregular de EEUU e ingresarlos en Centro de Confinamiento del Terrorismo.
Apenas tuitea mensajes propios, comparte mensajes de medios o cargos católicos. Reflejan sobre todo atención los pobres y los migrantes, o en favor de combatir el cambio climático, además de condenar la tenencia de armas en EEUU o compartir plegarias en memoria de George Floyd, el ciudadano negro estadounidense que murió a manos de un policía en 2020. Sus mensajes también dejan entrever su contrariedad con respecto al aborto o la eutanasia.GARA

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